jueves, 4 de febrero de 2010

Carta del Vicepresidente de Bolivia a Viracocha. Envia M. Tellechea

ermanas y Hermanos del Grupo Viracocha
Permítanme saludarlos fraternalmente a cada uno de ustedes y a través suyo a los compañeros, hermanos que nos acompañan en este proceso desde las diferentes partes del Continente. Yo le solicité al Hermano Willka, el poder dar unas pequeñas palabras iniciales para agradecer el hermoso reconocimiento con el que me distinguen, porque luego, quiero pedirle que el Hermano Willka lleve la relación con cada uno de ustedes ya que por las recargadas actividades que nos ocupan vamos a tener que ausentarnos un poco en la comunicación habitual como hubiera sido nuestro deseo mas profundo, a lo que les pedimos por eso mil disculpas.
En primer lugar, resaltar la importancia de planificar encuentros académicos, de coloquios virtuales, en torno a un tema que no es solamente historia, que no es solamente, cómo regresamos a entender, cómo se fue entendiendo, cómo se construyó la gran movilización indígena continental como parte de un proceso para estudiar un tema recurrente en la historia del movimiento indígena, desde la colonización hasta nuestros días, la relación Movimiento – Estado. Una lectura tradicional del movimiento indígena, siempre ha tendido a colocar al movimiento indígena en confrontación al Estado, en demanda al Estado, en reivindicación al Estado, o en enfrentamiento al Estado, y claro, a lo largo de la historia de 500 años de resistencia, uno encuentra que en muchos momentos lo más visible, lo más heroico, pero a la vez, lo más trágico, radicaba en esos momentos de resistencia y confrontación al Estado. Pero, lo que falta ver en la lectura de la historia del movimiento indígena, es el movimiento indígena en el Estado aún como objeto de opresión, aún como objeto de exacción, de abuso, de opresión. El movimiento indígena ha estado dentro del Estado, y entre ese momento terrible y duro de estar en el Estado, pero como objeto de dominación, de abuso de explotación. En la escala de la historia, hay otros momentos donde el movimiento indígena, se ve en el Estado.
En el ámbito del reconocimiento de derechos, interpela al Estado desde el exterior, pero a la vez, para ser reconocido en el Estado a partir de derechos. Hay también otro momento de presencia del movimiento indígena en el Estado, que es cuando hay un esfuerzo desde el Estado opresor, colonial, racista, busca organizar al movimiento indígena, para doblegarlo, para domesticarlo y dirigirlo en función de una subordinación negociada frente al Estado quizás se ubica en este momento, un momento en que ha sido derrotado militarmente la gran sublevación indígena de Zárate Willca. La conformación de un gobierno indígena a la cabeza de Juan Lero y su estado de comandantes y guerreros. Derrotado militarmente, asesinado el caudillo, traicionado el caudillo, perseguidas las familias de los dirigentes y mallkus que habían participado en la sublevación emancipativa del movimiento indígena, se abre un período de un nuevo proceso de acumulación de fuerzas; lento, gradual a través de la demanda de escuelas indigenales, de centros de reconocimiento, de resistencia al abuso de parte del Estado
Ver al movimiento indígena o a los movimientos indígenas en esta dualidad frente al Estado y en el Estado, nos va ha poder permitir entender, por qué es posible que en momentos, el Estado logre intentar cortar o intentar subordinar, o intentar reconducir desde arriba la emergencia del movimiento indígena, claro, la antípoda de todo eso es la construcción del Estado por el movimiento indígena, proyecto estatal Katarista, proyecto estatal Willquista, proyecto estatal Evista para resumir en un hombre la fuerza del momento histórico. Tres momentos que muestran que el movimiento indígena siempre va ha mover el interior del Estado, desde ser simplemente subordinado, aplastado, agobiado, reprimido, asfixiado, discriminado, hasta ser el movimiento indígena el que construya el Estado. La capacidad de pasar de la resistencia al poder, la habilidad de pasar de la confrontación y la reivindicación, al Estado, a la construcción hegemónica dirigente del Estado, cosa que no lo pudo hacer Zárate Willca, cosa que no lo pudo hacer Katari, cosa que lo están haciendo la generación de líderes indígenas de este siglo XXI.
Seria un privilegio tenerlos a ustedes aquí, estaremos viendo, oyendo de rato en rato, cómo estan los avances, y si tenemos tiempo, nos escribimos por aca o nos reunimos para aprender de nuestras experiencias y complementarnos. En todo caso, bienvenidos, a esta COMUNA virtual muchísimas gracias por estar acá, y que sea un buen momento de dialogo y debate para incendiar nuevamente este continente.Álvaro García Linera

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