miércoles, 17 de abril de 2019

APUNTES SOBRE ESTRATEGIA. -- POSICIONAMIENTO ANTES DE LA BATALLA El problema actual argentino sigue siendo quién conduce y para qué

Aqui mas y mejor

Napoleón Bonaparte preparó la Batalla de Austerlitz,
 donde las fuerzas a su mando derrotaron a la alianza
rusa-austríaca en 1805, planificando cada paso, juntando
fuerzas donde más necesitaba y siguiendo su sistema de ser
 más en el momento preciso, cuando contaba con
 72.000 hombres y 157 cañones y el frente ruso-austríaco
 lo enfrentaba con 85.000 soldados y 308 cañones. 
El centro del área era una colina de suave pendiente de unos
once o doce metros de altura, Napoleón dijo a sus mariscales: “Caballeros, examinad cuidadosamente este terreno, será el
 campo de batalla; ustedes jugarán un papel decisivo en él”. 
Austerlitz sentó las bases para  un lustro de dominación
 francesa del continente europeo. En tres meses los franceses
 habían ocupado Viena, destrozado los dos ejércitos y humillado
 al Imperio austríaco y al Imperio ruso.
Salvado el tiempo y la distancia, es similar a lo que se está
 planteando el FMI con respecto a nuestro país. Lo dice su
 vocera y Directora General, Christine Lagarde: “Estamos
 empezando a ver que el programa realmente funciona; 
nuestra evaluación es que la Argentina está en un punto en
el que se encuentra saliendo del fondo“. Esto es de todo punto
 de vista falso. Saben en el FMI, como sabía Napoleón, que
 conviene fingir debilidad en un flanco mientras se prepara
 la caballería para cercar a la coalición enemiga.
Lo que menos le interesa al FMI es la recuperación de la 
economía argentina. Lo único que le importa es que se
 cumplan sus condiciones para asegurar, en el corto plazo, 
que no se le dispare el tipo de cambio a su “protegido”
gobierno de Cambiemos y también que sirva para condicionar
 al gobierno que viene — esa es su estrategia permanente.
Por trascendidos periodísticos —porque no está en las
 recomendaciones en ingles que el FMI le hace en abril de 
2019 al gobierno argentino para otorgarle el cuarto tramo 
del crédito del FMI por 10.835 millones de dólares—, el 
“Fondo” estima que en la AFIP se pierden de recaudar cerca 
de 260.000 millones de pesos [1] por las exenciones del IVA.
 Por eso propuso informalmente a legisladores de Cambiemos
 subir hasta el 14% de la alícuota de ese gravamen
en alimentos como carne, harina, panificados, frutas, verduras, granos y legumbresque hoy pagan una tasa
 del 10,5%. También propone gravar con una tasa del 1 al
 3% al agua y la leche, que se encuentran exentos del impuesto
 general al consumo doméstico. Paralelamente solicitan al
 gobierno de Cambiemos reducir la evasión en el IVA y
 auditar a los trabajadores que están anotados como 
monotributistas (Régimen Simplificado).
El total de adheridos al monotributo supera levemente
 los tres millones de afiliados, en muchos casos no solo han
 dejado de pagar el aporte correspondiente, sino que lo más
 probable es que no lo vuelvan a hacer por un tiempo a causa
 de la profundidad y la extensión de la crisis que el gobierno de Cambiemos ha generado. Lo reconoce el mismo gobierno 
cuando afirma que el 35,3% de los trabajadores lo hacen 
sin realizar aportes previsionales y sociales (no registrado)
 a diciembre de 2018, contabilizando trabajadores con aportes
 (en blanco): 12.196.000 personas.
En una economía que se cae a pedazos, que trata de resistir
 hasta tener una orientación y que se fortalezca el mercado 
interno (y externo), el FMI exige que paguen los trabajadores
 y sus familias más IVA cuando consumen alimentos, o aquellos
 que son monotributistas verificar si están bien categorizados
 o si les corresponde el régimen. En cambio no dicen media
palabra sobre gravar la compra-venta de divisas, la renta
 financiera, la fuga de capitales (que el mismo BCRA denomina Formación de activos de residentes argentinos en el exterior y
 que estima desde enero de 2016 a febrero de 2019 en 
62.540 millones de dólares, suma superior al crédito del
 FMI), la propiedad rural y las manifestaciones conspicuas 
de riqueza.
Existe evasión en el IVA y en el monotributo, pero seguro
que es muy menor a la evasión y elusión de impuestos a las
 ganancias, al patrimonio (nacional y provincial) y al 
contrabando de exportaciones e importaciones.
Con todo hay un leve avance en la estrategia del FMI.
 Que paguen los que siempre pagan es su leitmotiv, pero esta 
vez al menos le pone un límite a la venta de dólares, de manera
tal que el BCRA solo pueda vender si se supera el techo de 
la banda de flotación [2] a razón de 60 dólares por jornada 
cambiaria. Según afirmó el Ministro de Hacienda, 
Nicolás Dujovne, las ventas serían desde abril a noviembre 
de 2019 por hasta 9.600 millones de dólares, cifra que el
 FMI considera, por ahora, como máxima, para sofocar las
corridas por lo menos hasta las elecciones de octubre, 
apalancadas por la liquidación de las exportaciones y por 
la renovación de gran parte de los vencimientos de títulos
 públicos del año. De no ser así y siempre que se respete
ese límite, por lo menos no van a vender a los “conocidos” 
de siempre (aunque el BCRA se niegue a dar el nombre de los compradores amparados por el “secreto bancario”) más 
reservas del BCRA que significan más deuda para que el
 pueblo argentino pague en las condiciones que impone el FMI [3], mientras una “ignota” minoría se beneficia.
En esa política de “posicionamiento” también juegan los
 fondos de inversión que no se fueron del todo o directamente
 no se pudieron ir, como lo hicieron el JP Morgan, Merrill Lynch,
 HSBC, Deutsche Bank y Morgan Stanley entre otros.
 Dado que no vieron el problema y no supieron aprovechar 
el momento por estar colocados a más largo plazo, ahora
tratan de negociar con los probables candidatos para recuperar
 o no seguir perdiendo con sus colocaciones en títulos públicos
 y/o en acciones en pesos. Estas le dejaron muy buena
 rentabilidad en los años 2016 y 2017 pero derraparon medidas
 en dólares durante el año 2018.  Hoy, por ejemplo, las 
acciones de las empresas argentinas que cotizan en 
Wall Street valen entre un 30 y un 35% menos que en 
el año 2015.

La estrategia del empresariado local

Los empresarios están divididos entre los que se beneficiaron 
y benefician con la especulación más obscena, que son
 esencialmente los operadores o traders, los administradores
 y los dueños de cuentas paralelas o no declaradas [4]; y los 
que quedaron hundidos por la depreciación cambiaria del
 año pasado, o sea las grandes empresas locales que colocaron obligaciones negociables en dólares, confiadas en que
 Cambiemos completaría incluso dos gestiones. Pero el 
gobierno derrapó en un poco más de dos años y, si sobrevive,
será porque el FMI tiene sumo interés en liberar el tipo de
cambio pero después de las elecciones de 2019.
Con deuda en dólares y con un mercado interno cada vez más 
reducido, pende sobre sus cabezas la espada de Damocles 
por la liberación cambiaria que significa pérdida de su
patrimonio y la necesidad siempre presente de ceder 
mercado o la misma empresa a capitales foráneos.
Ante esa situación tratan de armar y presentar su propia
 propuesta política, pero en la extrema debilidad necesitan 
sí o sí acordar con Cristina Fernández de Kirchner, dueña 
de un importante caudal de votos por la gestión realizada,
que demuestra que era el camino correcto en la Argentina
de comienzos del siglo XXI.
No hay experiencia de países que se hayan desarrollado si no 
se produce una alianza fuerte entre el empresariado local
 y el Estado. El economista Aldo Ferrer sostenía que no es
 posible la construcción del empresario argentino en ausencia
 del Estado nacional y el ejercicio efectivo de la soberanía,
 para terminar afirmando: “No hay un componente genético
en el empresario argentino cuando privilegia la especulación
 sobre la producción. Cada país tiene el empresario que se 
merece en virtud de su capacidad de constituir un Estado
nacional dispuesto a impulsar la transformación de la estructura productiva. En nuestro país, la carencia o insuficiencia de estas condiciones fue extremadamente crítica en el período de la
 hegemonía neoliberal, durante el cual el sistema económico
 creó condiciones hostiles a la producción. Continuar en el
 camino de revertir muchas de esas herencias sigue siendo 
una tarea pendiente”[5]

El plan y la estrategia

Siempre salvando el tiempo y la distancia, la  estrategia del
 FMI se asemeja a la de Napoleón: sabe lo que tiene que hacer,
 conoce el campo de batalla y despliega sus fuerzas. En cambio
 el frente austro-ruso, como pasó en Austerlitz, no sabe cómo
 asumir el combate. Lo ideal sería que no se repitiese la
historia del general y conde ruso Federico Guillermo 
de Buxhoeveden, que estaba completamente borracho 
durante la batalla.
Pero también es cierto que seis años y medio más tarde, en
 junio de 1812, la Grande Armée de Napoleón, formada
por 691.500 hombres —el mayor ejército jamás formado
en la historia europea hasta ese momento—, cruzó el
río Niemen y se dirigió a Moscú. El pueblo ruso conducido
por su Comandante en Jefe,  Mijaíl Kutúzov, aplicó la 
estrategia de tierra arrasada y ataques de guerrilla y esperó
 que el crudo invierno ruso diera cuenta del ejército
 napoleónico[6].
Eso es historia. El problema actual argentino sigue siendo 
quién conduce y para qué.

1 comentario:

  1. Veo que tu pais no está pasando por su mejor mmento, nos ocurre lo mismo en España , esto es un desastre que no sé a donde nos llevará.........aunque volviendo a Napoleón los españoles lograron sacarlo de Esapña y liberarla de sus garras.Saludos

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