lunes, 31 de diciembre de 2018

QUE LO SEPAN NUESTROS HIJOS, NUESTROS NIETOS...

De pie frente a los inquisidores
“Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de
 un solo momento: el momento en que el hombre sabe para
 siempre quién es.”
Jorge Luis Borges. “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”
Héctor Timerman fue, sin agotar el recuerdo, periodista y director de
 medios, exiliado, militante del ARI de la diputada Elisa Carrió, judío
 practicante. Hijo de Jacobo, una figura paterna tremenda (supone uno)
 sea para emular o sea para diferenciarse. Los años finales de sus vidas
 los acercan y antes que estos el momento en que supieron quiénes eran.
 En ambos casos se lo hicieron conocer sus enemigos: quienes los
 persiguieron, rociaron con acusaciones penales y brulotes falsos,
torturaron en contextos diferentes por cierto... pero no del todo.
Héctor Timerman, que se fue a los 65 años de su edad, quedará en la
 historia por su desempeño como Canciller. Asumió en 2010 cuando ya
llevaba 57, una vida hecha podría imaginarse. Quedará por el
 Memorándum de entendimiento con Irán, ya interpretan sus amigos,
 compañeros, adversarios y enemigos. 
No hay unanimidad con lo que viene aunque es diáfano para quien
 quiera ver: quedará por la persecución a que fue sometido, por los
 vejámenes que le propinaron contrariando principios humanitarios
 primordiales... previos a (y fundantes de) las garantías judiciales también
vulneradas.
Quedará, pues, como una víctima del antiperonismo cerril que no respeta
 vidas ni derechos desde hace más de 60 años. 
Por lo tanto, no queda otra que centrar esta nota en el Memorándum,
en las vendettas de los poderosos. Y en la entereza con que
Héctor Timerman atravesó los últimos años, afectado por un cáncer
 terminal. Tal el núcleo de su semblanza, su ejemplo que deja
empequeñecidos a los verdugos de cuello y corbata que hicieron
 más cruel su tránsito final. 
- - -
El Memorándum –opina ahora y opinó en su momento este cronista–
 fue una decisión política equivocada. Es un punto de vista acerca de
medidas que toma cualquier gobierno, en tantos momentos. De ahí a
 considerarla un crimen media un abismo que es casi idéntico al que
separa a la democracia del autoritarismo maquillado o las dictaduras
según los casos.
Uno piensa que era errada porque se proponía algo valioso pero
irrealizable a la vez. Valioso, hacer avanzar la atrancada investigación
 sobre el atentado a la AMIA. 
Irrealizable, conseguir que los iraníes concernidos declararan de modo
válido para la legislación argentina. 
Los Estados no entregan casi nunca (o nunca) a sus nacionales a los
 tribunales de otros países para ser sometidos a juicios con condenas
 graves. Los mecanismos articulados lucían de entrada (como fueron)
incumplibles en la maraña de pasos que establecían. Estaba escrito,
de antemano, que los trámites se frenarían en algún recodo del camino.
Fue al comienzo porque Teherán no aprobó el Tratado que, se supone,
tanto lo favorecía. El acuerdo no produjo ninguna consecuencia importante
 ni perturbó el letargo de la investigación.
Una decisión política legal aprobada por el Parlamento. Tal vez equivocada,
 como tantas que toman los gobiernos cotidianamente. Equivocada,
añadimos, para ciertas percepciones. Discutibles, siempre. Son los
riesgos de la democracia, que deben sustanciarse mediante sus
mecanismos de división de poderes, cambios de autoridades,
participación ciudadana y cien etcéteras.
Atenta contra la democracia la tendencia irrefrenable a judicializar
decisiones políticas lícitas. Criminalizarlas, convertir al adversario en
 un delincuente. La regresión se agravó con cargos penales difamatorios
que no se aplicaban desde la Revolución Libertadora. 
- - -
En esta misma edición se publican notas de los colegas
Raúl Kollmann y Martín Granovsky a las que se remite para
buscar más rigor y precisiones. Para esta columna vale rescatar
como realidades-símbolos dos hechos: las alertas rojas de Interpol
y el proceso seguido contra Timerman, en especial su presentación
 espontánea a declarar.
Los mitos sobre el levantamiento de las alertas rojas provienen del
 Departamento de Estado, los periodistas argentinos que fungen de
voceros, parte de la dirigencia comunitaria judía. Kollmann los refutó
 en una labor impecable: consiguiendo una y otra vez el testimonio
calificado de Ronald Noble, ex director de Interpol. Los cultores del
relato dominante se ne fregan de los hechos, del periodismo bien
 hecho: el poder produce ese tipo de milagros. La sanata persiste. 
La impunidad de los autores del atentado (iraníes o no, no está probado
ni es sabido) existió desde 1994. Contó con complicidades del gobierno
 menemista, de autoridades de la DAIA, de integrantes del Poder Judicial.
El Memorándum se suscribió muchos años después, transcurrido un
lapso que usualmente hace imposible avanzar con la pesquisa. Sobre
todo si hubo actores calificados encubriendo, borrando huellas,
escondiendo pruebas.
El proceso a Timerman, empezando por el cargo de “traidor a la Patria”
 sentenciado en primera instancia y revocado por la Cámara Federal,
revela la catadura de la mayor parte del Poder Judicial. La prisión
preventiva a un hombre que casi no podía moverse:
una sevicia indignante.  
Timerman quiso declarar, defender su postura, explicarla. Hacer que
constara en ese expediente amañado, conducido a control remoto
desde poderes políticos nativos y foráneos. Sus páginas trascenderán
 a los magistrados, habrá pensado. Le puso el cuerpo a un trámite que
 tenía que ser respetuoso, atento a su condición humana, a su estado
 de salud. Los responsables de preparar el acto cancherearon, no
 adoptaron recaudos mínimos. Un gesto republicano y una rutina
 tribunalicia se transformaron en una variante de tormento, que sus
 Señorías miraron pachorrientos. 
Se escribió un nuevo capítulo de la confrontación moral entre el
 acusado y los inquisidores, un clásico de la historia humana.
Enaltece a Timerman, incrimina moralmente a quienes lo
 pusieron en el banquillo.
- - -
El cuento de Borges sobre Tadeo Isidoro Cruz le inventa una biografía
 al sargento Cruz, quien enfrentó a la partida policial que integraba
porque se negaba a matar al gaucho Martín Fierro. En ese instante
supo quién era, para siempre. 
Jacobo Timerman, un protagonista potente de trayectoria sinuosa, lo
 comprendió cuando fue sometido a cautiverio y torturado por la dictadura
militar. Desde entonces puso su enorme talento a confrontar con todas
 las dictaduras.
Héctor, tal vez, se fue percatando de modo algo más paulatino.
Primero con la estigmatización de la dirigencia comunitaria, el odio
 de la derecha. Habrá cerrado el círculo con la persecución judicial
-político-mediática que ayer se prolongaba con impudicia.
El mundo, en una de esas, fue y será lo que decía Discépolo. La
 política internacional, sospecha uno, es en promedio peor. Estados
Unidos, el gendarme del planeta, está gobernado por un facho confeso,
 violento, racista, misógino. Su antecesor, Barack Obama, mandó
matar a Osama Bin Laden violando la soberanía de otro país. Ordenó
arrojar el cadáver al mar sin reconocerle el derecho de sepultura conforme
 su religión. Se hizo televisar mientras miraba el asesinato en vivo
por circuito cerrado. Ostenta el premio Nobel de la Paz. Obama es
moderado y encantador comparado con el actual presidente, Donald Trump.
La mayor potencia del planeta –que carece de legitimidad o autoridad
 moral y domina solo por prepotencia armada y económica– se sintió
 desafiada por la política exterior argentina, desde mucho antes que
el Memorándum. Lo usó de pretexto. Actuó de consuno con el macrismo
que se preparaba para relevar a Cristina Fernández de Kirchner. Negarle
 la visa a un moribundo que buscaba atención médica:
el imperio contraataca.
Timerman pagó con su salud haber revistado en un gobierno popular.
 Sobrellevó la barbarie ajena, defendió sus actos, estuvo a derecho.
 Murió tempranamente con dignidad, en buena medida pagando por
sus ideas, valores y creencias. Los debates sobre otras peripecias
de su existencia quedan relegados.
 En su despedida, se sabe quién es, quién fue, por qué lo martirizaron.

domingo, 30 de diciembre de 2018

Lengua de señas

jueves, 27 de diciembre de 2018

EN TRES AÑOS LOS SERVICIOS PUBLICOS AUMENTARON HASTA 2,O57%

EL PULSO, aqui 

Así lo muestra un estudio de la Universidad de Avellaneda,

 que además indica que se pasó de destinar un 6% del

salario a más 20% para poder pagarlos. Mientras, las

 empresas aumentaron de forma considerable sus

 ganancias

Un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de
 Avellaneda (UNDAV) indica los servicios públicos en el país aumentaron sus tarifas
 hasta un 2057% en los últimos tres años, ocupando un porcentaje cada vez más alto del
 salario para poder pagarlos, ya que los sueldos no estuvieron ni siquiera cerca de
 incrementarse en la misma magnitud.
A través del estudio elaborado en base a información de mercado se pueden apreciar
 considerables aumentos promedio, durante los últimos 36 meses, en diferentes prestaciones
 de servicios públicos: el gas aumentó 2057%; la electricidad, 1491%; el agua corriente 
subió 996%; el peaje, 677%; 332% el colectivo y 157% la medicina prepaga, entre otros.
“Los incrementos tarifarios avivaron los problemas inflacionarios, que después de tres años
 desde el recambio constitucional, se posiciona por encima del 40%, según el relevamiento
 que hace el propio BCRA. Asimismo, la suba de las tarifas tuvo un impacto muy negativo
 en la actividad económica, que se tradujo en menor consumo y mayores costos para el grueso
 del empresariado de industrias y comercios”, advierte el informe.
La investigación de la UNDAV también señala que el costo de los servicios públicos
 sobre el Salario Mínimo Vital y Móvil subió un 17,5% en Argentina entre 2015 y 2018.
En este marco, queda posicionado como el país de la región que más subió las tarifas de
 los servicios públicos en relación al salario, desde la asunción de un nuevo equipo económico,
 incluso por encima de Venezuela (+16,5%). En ese sentido, se señala que se pasó de destinar
 un 6% del SMVM para pagar servicios, a superar el 20% en el año 2018.
No obstante, a pesar de los aumentos tarifarios de 2018, el año cerrará casi sin ahorro fiscal y 
se posterga la baja proyectada hasta 2019. “El ‘ahorro’ que posibilitó la supresión de los subsidios
 en las tarifas, fue más que compensado por la merma de otros recursos, tales como menores
ingresos por baja de retenciones a las exportaciones, a la minería y a las grandes empresas,
producto de la reforma impositiva sancionada a fines de 2017”, apunta el estudio universitario.
Como agravante de este panorama, los rubros relativos al pago de las tarifas de servicios
 aumentaron casi 50% más que el nivel general del índice de precios; es decir que las tarifas 
de los servicios públicos aumentaron aun por encima de la inflación.
Por otro lado, pese al panorama de incesantes aumentos que obliga a ajustar los bolsillos, es 
incontrastable que las empresas han aumentado su rentabilidad y resultan las ganadoras de turno
 en esta puja de intereses. Entre las principales firmas de energía eléctrica que más han sido
 beneficiadas por la variación porcentual interanual de los aumentos están  Edelap (+675),
Edenor (+240) y Edesur (+174 ); mientras que de gas figuran Gas del Centro (+321),
Gas Fenosa (+283) Gas Fenosa y Gas del Norte (+24,1).
“Ante un contexto de recesión, pérdidas de puestos de trabajo, crisis del entramado pyme,
apertura importadora, inflación fuera de control y una política monetaria que busca mediante 
una tasa de interés por las nubes secar la plaza de pesos (para contener una nueva corrida), los
 tarifazos que impulsan las empresas de servicios básicos con el fin de dolarizar ganancias,
golpean de manera crítica el salario y los ingresos de los sectores medios y populares”, 
remarca el informe económico.

martes, 25 de diciembre de 2018

BAYER EN UN ESCRITO...

La otra historia
Este 1º de febrero se cumplen 85 años del fusilamiento de 
Severino Di Giovanni, anarquista expropiador. Fue fusilado por la
dictadura de Uriburu.
La condena llegó a través de un juicio militar. Di Giovanni se encargaba 
de hacer asaltos para conseguir dinero e imprimir sus publicaciones,
 para la edición de libros anarquistas y para mantener a familias pobres
 de presos políticos de ideología libertaria. En una de sus salidas
 “expropiadoras” fue descubierto en el centro. Perseguido, herido y
 apresado, se le hizo un juicio militar y fue condenado a muerte.
 Murió gritando “¡Viva la anarquía!” en la Penitenciaría Nacional.
 Reuní todos los datos de los archivos y expedientes y hablé con
 testigos de la época. El diario Crítica describió su muerte:
“Dos hombres uniformados pasan por el pasillo llevando un pesado
 juego de grillos y los elementos necesarios para remacharlo.
En la celda, la escena es terriblemente dramática. Los hombres
 colocan los hierros en los pies de Di Giovanni y durante un rato se
sienten los golpes de martillo hasta que el condenado queda casi
 imposibilitado por completo para moverse. La tropa comienza a
preparar sus armas. Con aparente tranquilidad los guardianes colocan
 en el patio el banquillo y miden cinco pasos hasta el sitio donde se 
hará la descarga. Cuando Di Giovanni emprende la marcha en
dirección al lugar del fusilamiento, se oye desde lejos el ruido de los
 grillos al golpear en el suelo. Todos guardan el más completo silencio
 alterado solamente por las voces de mando del oficial que ha de dirigir
 la ejecución.
Mientras tanto, el patio de la prisión ofrece un aspecto desusado,
verdaderos racimos humanos se apretujan en el estrecho espacio
 para no perder detalle. El techo de la carpintería –de dónde se
 domina el patio– también está colmado. Afuera, hay miles de personas
 que aguardan el privilegio de oír las detonaciones.
Al fondo del patio, una pared alta en cuya parte superior se encuentran
 las garitas de los centinelas. Hasta una distancia de cinco metros por
 delante de la pared, un cantero de un metro de altura cubierto de
 césped y cayendo en suave declive hacia uno de los caminos frente
 al taller de carpintería. Sobre ese cantero y a una distancia aproximada 
de tres metros de la pared, se había colocado la silla trágica.
A esa hora –las cinco– la madrugada recién comienza a insinuarse. 
El banquillo para la ejecución estaba colocado en la parte más elevada
de la pendiente verde. Podía advertirse el respaldo exageradamente
 alto y sus patas, que de tan tiesas parecían incrustarse con fuerza,
 en el terreno.
Una marcha de soldados hizo volver las cabezas. Era el pelotón de
 guardiacárceles encargado de ejecutar las sentencias. Los soldados
 evolucionaron hasta formar cuadro dónde se encontraba el banquillo. 
Las voces de mando parecían ecos extraños.
Rodeado por guardianes, Di Giovanni se encontraba dentro del taller 
que es un galpón abierto hacia la pared de enfrente. Para evitar al reo 
la visión prematura del lugar de la ejecución se había cerrado el
 galpón con cobijas a manera de telones de un teatro grotesco. Por
 debajo de esas colchas se alcanzaban a ver los pies de Severino
 separados entre sí por la barra de hierro de los grillos. Una orden 
dicha en tono seco por el secretario del tribunal militar hizo que se
 condujera al reo a su presencia.
Durante las horas que permaneció en capilla parece que Di Giovanni 
había recuperado esa famosa serenidad que fue la norma de su vida.
 Apareció debajo de los telones marchando lentamente. Vestía un traje
 azul de mecánico, nuevo. Los grillos le separaban los pies hasta
permitirle apenas un paso cortísimo. Una soga atada entre los grillos
 y las esposas le facilitaba los movimientos al andar. Llevaba las manos
 cruzadas hacia adelante.
Lo llevaron ante el secretario del tribunal. Parado frente al funcionario
 repitió el gesto de indiferencia con que la madrugada anterior recibiera 
la lectura de la sentencia. Solo que esta vez apenas si podía dominar
 la intensa agitación de que era objeto.
Levantaba bien alta la cabeza como si deseara aspirar de un golpe
 todo el aire que lo rodeaba. La mandíbula estaba extendida hacia
 adelante. El rostro congestionado sudaba copiosamente. La mirada
 estaba fija no ya en el secretario, sino en el cielo estrellado que podía
 verse sobre los almenares de la prisión.
La lectura de la sentencia fue mucho más larga no obstante ser el
 mismo documento. Mientras escuchaba la lengua humedecía
 constantemente sus labios resecos. Parecía que estaba a punto de
 hablar pero que dominaba el deseo. Silenciosamente escuchó la
 lectura de la sentencia.
Continuó andando. Al llegar al pie del cantero en dónde se hallaba
 el banquillo, necesitó la ayuda de dos oficiales para subirlo. Resbalaba
 en los pastos humedecidos del cantero. Subió luego efectuando unos
 pequeños saltos cuya contemplación acentuaba lo trágico
del espectáculo.
Los dos oficiales lo sujetaban de los brazos levantándolo en peso
 para evitar una caída. Con un ademán algo brusco se soltó de los
 oficiales que lo conducían efectuando los últimos pasos hacia al
 banquillo. Luego con cierta displicencia tomó asiento en el mismo.
 Apoyó la espalda contra el alto respaldo del sillón. Y luego se quedó
 contemplando los preparativos con el cuerpo en descanso un poco 
inclinado hacia adelante.
Una vez sentado y el pelotón a su frente se acercó a él un soldado 
con la venda en las manos. Llegó hasta él por la espalda. Le puso la 
venda sobre sus ojos pero Di Giovanni le dijo:
–No quiero que me pongan la venda.
Cómo el soldado insistiera, hizo un gesto brusco con la cabeza.
 Entonces el soldado se retiró después de haberlo atado al banquillo 
con una soga que le cruzaba el pecho.
Cuando el pelotón estaba listo para apuntar y el sargento dio por
 señas la orden de apuntar, Di Giovanni se afirmó fuertemente contra 
el respaldo del banquillo. Levantó la cabeza. Puso todos los músculos
 en tensión y luego, irguiéndose todo lo que fue posible concretó en
 un grito su último pensamiento
–¡Evviva l’anarchia!
Segundos después, el jefe del pelotón bajaba la espada y el cuerpo 
de Di Giovanni era atravesado por 8 balazos. Al recibir la descarga un
 poco de humo que salió de su pecho marcó el sitio de los impactos.
 Su cara se contrajo en una mueca violenta de dolor. Una reacción
 muscular lo hizo levantarse del banquillo para caer pesadamente hacia 
al costado izquierdo. El respaldo del banquillo hecho astillas. Un gran
 charco de sangre inundó el asiento cayendo al suelo.
Un aullido atroz desgarra el silencio: son los presos de la cárcel que se
 despiden de su compañero.
Sobre el césped, él se mueve todavía. Aunque tenía el pecho atravesado
de proyectiles no murió instantáneamente. Se acerca el sargento y le da
 el tiro de gracia. Preciso y eficaz. Un estremecimiento del cuerpo que
 queda inmóvil. Son las 5.10.
El doctor Cirio, médico de la prisión, el director de la penitenciaría y
 otras personas se aproximan. El médico constata la muerte y extiende
 el certificado. El cadáver es llevado hasta una ambulancia dónde
 hay un féretro de pino blanco.
Ha terminado todo. Rostros pálidos abandonan la prisión y cuando 
salen a la calle Las Heras respiran a pulmón pleno.
 Severino Di Giovanni ha pagado su deuda.
La valentía del reo hasta el último momento llamó la atención de
 todos y hay rostros pálidos y semblantes descompuestos 
por la ruda impresión.”
“La descarga terminó con el más hermoso de los que estaban presentes”,
 escribirá el cronista del Buenos Aires Herald.
Contratapa publicada el 8 de noviembre de 2014

DIME CÓMO SER PAN DE SALOMÉ ARRICIBITA

domingo, 23 de diciembre de 2018

AMADO BOUDOU: EN LA PROXIMA ELECCION SOLO TRIUNFARA UN OPOSITOR NITIDO


Acaba de recuperar la libertad y dice que pese a la inhabilitación
 para ejercer cargos seguirá en la política donde sea. La cárcel,
 la economía la corrupción y las elecciones, ejes del diálogo
con Tiempo. Aqui Completo y mejor
(Foto: Mariano Espinosa)
Por Martín Piqué - @MartinPique
23 de Diciembre de 2018
Es la tarde del jueves y el paisaje de Barracas muestra la quietud y el
 vacío de un espacio urbano en el que la siesta del barrio tradicional se
 codea con los nuevos condominios de oficinas ‘inteligentes’ desplazadas
 del centro. En ese entorno sin demasiado movimiento, a metros de la
 autopista a Avellaneda, aparece Amado Boudou caminando. Vestido con
 una campera deportiva de Argentina pero sin marcas a la vista, el ex 
vicepresidente transita las calles de su lugar de residencia a la búsqueda
 de un escenario para mantener la entrevista.
Boudou acaba de recuperar la libertad por segunda vez –el Tribunal Oral
 Federal N° 4 le concedió la excarcelación el martes 11 de diciembre-
 por lo que el ideólogo del pase al Estado de la administración de los fondos 
de las AFJP circula nuevamente por las calles que rodean a su última residencia.
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En la panadería más cercana compra bizcochitos de grasa y pregunta por
 las ventas del comercio. En apenas dos cuadras lo reconocen cuatro o cinco
 personas: una mujer joven le pide una selfie y dice que se la mostrará a
 su pareja; un hombre cuarentón que lleva las marcas de vivir con lo puesto 
y sin techo lo abraza y le dice que lo emociona verlo ahí. Otro individuo,
 más contenido, comenta a cierta distancia que está contento con la
liberación. Una pareja lo ve salir de la panadería: lo dejan pasar con cortesía,
 en silencio. Boudou agradece y saluda. La caminata por esa parte de Barracas
 concluye sin encontrar un bar abierto. El anfitrión decide improvisar y llama
 por celular a su pareja, la mexicana Mónica García De la Fuente, ex diputada 
y madre de los mellizos León y Simón. El reportaje se concreta, finalmente,
 en un departamento de ventanas grandes, nutrida biblioteca, repisas con discos
 de vinilo y un televisor de pantalla amplia frente a un sofá.
El diálogo comienza con alguna reticencia comprensible: la pareja busca
 preservar la intimidad de los mellizos, quienes -por supuesto- quedan a salvo
 de las fotos. El ex vicepresidente dialoga durante una hora y quince minutos
 sobre su situación personal, sobre la economía argentina, sobre el gobierno
 macrista y las elecciones del año próximo. Boudou, como se sabe, fue
 condenado a cinco años y diez meses de prisión por el ‘caso Ciccone’, como
 se llama en Tribunales y en los medios a la operatoria que buscaba rescatar
 esa empresa, impresora de billetes.


-Una de las implicancias de la sentencia por el caso Ciccone es la
 inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos.
 ¿Cómo procesa eso?
-Para mí tiene dos lecturas. Por un lado, la institucionalidad: una pena
de por vida… Porque en la Argentina no hay penas de por vida. En el
 mejor de los casos (la inhabilitación) tendría que tener alguna relación 
con la condena penal (los 5 años y 10 meses de prisión). Es inconstitucional
 esa situación. Pero, más allá de esa inhabilitación, se puede hacer política 
desde cualquier lado. Uno de los problemas de la política hoy es que hay
 muchos que buscan cargos sin tratar de representar ideas. Así que esta
 pregunta habilita una respuesta que es más amplia que lo que me pueda
 pasar a mí en términos personales: en la política argentina tenemos un sistema 
que mira encuestas para ver qué dice: en vez de decirle a la sociedad lo
que piensa que está mal y lo que piensa que hay que cambiar. Yo voy a 
seguir haciendo política desde adentro de la cárcel, desde la calle, desde
 cualquier trabajo que ocupe, desde cualquier profesión que ocupe. Lo otro
 tiene que ver, simplemente, con ocupar un cargo o un lugar. El neoliberalismo
 consigue lo más importante que pretende conseguir: que es limitar el campo
 de lo político y obturar la discusión conceptual o la cuestión más profunda
de lo que pasa en la sociedad todos los días.
- ¿En qué lo cambió la cárcel?
-Sin duda una revalorización de lo colectivo. Porque uno comparte todo
 su día con personas a las que uno quizá conocía o no pero con las que no
tenía un trato de 24 horas por día.
-24 horas por 7 días…
-Exactamente. Todos los días. Y saber que al día siguiente iba a ser igual.
 Si uno lo puede procesar es una experiencia muy valiosa. Es una vuelta de
tuerca adicional sobre la experiencia de vivir la igualdad. Porque es una
 igualdad profunda, de compartir todo. Y en ese compartir, tratar de que nos
 mejorara la vida a todos: poner lo del grupo por encima de lo de cada uno.
 Porque tiene que haber un sistema en el que no haya peleas, no haya 
discusiones: o que las discusiones estén acotadas a discutir y no se
 conviertan en otra cosa. Y, la verdad, aprendés a conocerte y a conocer
 en una profundidad adicional al grupo de personas con las que convivís.
Y uno le puede sacar una cosa positiva: de entender los puntos de vista de otro.
 Desde el pan hasta limpiar. Y lo otro es lo de las familias de todos: lo que 
significa el aporte de tu mujer, mis hijos son chiquititos, pero que pudieran
 estar ahí y compartir un rato. Y también con las familias de los demás 
detenidos. Se genera una cosa muy colectiva, muy linda, si es que existe algo
 lindo en ese contexto.
-Hablemos de economía.
 ¿Qué efectos implica para una eventual renegociación de la deuda
 en el futuro cercano el pago que se realizó a los fondos buitres al 
inicio del gobierno de Macri?
-Que se haya cancelado más de lo que correspondía a los tenedores de deuda
 recalcitrantes le hace un gran daño a la Argentina. Lo que hizo Macri es
un daño a la soberanía de los países a largo plazo. Macri  hizo dos cosas
gravísimas. La primera es lo que se hizo con los bonistas, porque además
eran bonistas de tercera o cuarta generación: porque a esos títulos los habían
 comprado a centavos. No eran inversores de la Argentina. El otro punto es
 lo que están haciendo hoy: que es pasar la deuda que Argentina tiene con
 acreedores privados a una deuda institucional con el FMI. El préstamo
del FMI es solamente para pagarle a los acreedores: no va a redundar en
 mejores salarios, ni en puentes. Es para garantizar el repago de la deuda
 externa. Ahora, ¿qué es lo que provoca esto? Que lo que vos podías discutir
con mayor fortaleza con un acreedor privado vas a tener menos chance de 
discutirlo –al menos en esos términos- con un club del que sos socio, como
 es el Fondo Monetario. Si a eso se le suma que el gobierno no habla nada
de economía –sólo habla de finanzas- y lo que hace en finanzas es un
 desastre… Eso explica la catástrofe, Macri consiguió algo que es casi
imposible. Que es que los salarios no les alcanzan a los trabajadores pero
 tampoco los pueden pagar los empresarios. Las dos puntas del proceso
productivo están destruidas por el gobierno de Macri.


-¿Cambiemos puede reelegir a pesar del diagnóstico
 lapidario de la economía?
-No hay chance de que reelijan. No hay chances. No se puede tapar 
el sol con las manos, como dicen ellos. Acá hay algo muy importante,
 de cara a las elecciones.A la Argentina no le debe pasar lo mismo que le
 pasó a Europa. Que es que quienes se suponía que tenían que representar
 al campo nacional y popular de sus países terminaron teniendo el mismo
 programa económico de los banqueros que tenían los partidos de derecha.
 El laborismo inglés, el PSOE en España, el Partido Socialista en Francia,
 muchas fuerzas que se suponía que representaban a los que más lo
necesitaban, empezaron a aplicar los mismos programas –o muy parecidos-
 que hubiera aplicado la derecha. Esto dejó a la sociedad con esa sensación
 de que no había alternativa. Y esa frase “no hay alternativa” se convirtió
así en una profecía autocumplida. Entonces, la sociedad cada vez reclamó
 menos y hoy está en un atolladero, que le cuesta cada vez más resolver, y
 que tiene algunas expresiones novedosas…
-Como el movimiento de los “chalecos amarillos” en Francia.
-Exactamente. En Argentina estamos al borde de que pase lo mismo.
 Si las fuerzas que encarnan a la oposición no tienen un sentido verdaderamente 
opositor. Hoy aparecen las palabras “moderado” y “racional” como palabras
 con valor, con un valor social. La verdad es que a lo que se llama
 “moderado” y “racional” es al programa de la derecha. Entonces, cuando 
uno se corre un poco de ese programa termina siendo un marginal, un
 antisistema. Si es “racional” y “moderado” que el 1% de la población
 se quede con el 50% del ingreso y el resto con nada, yo creo que no hay
 que ser ni “moderado” ni “racional”. Pero hay un problema semántico muy
 fuerte sobre el que creo que muchos dirigentes políticos, por falta de
 profundidad, o por viveza criolla o por lo que fuere, no están dispuestos
 a discutir. En esta elección es clave dar esa discusión a sociedad.
Porque sólo va a poder triunfar un opositor nítido. Si eso no sucede,
 si la oposición no tiene esa nitidez, sí puede haber una chance de que gane
 el original de la derecha versus a lo que sería una copia.
-¿Habló con Cristina recientemente?
-Cristina es la dirigente más importante de la Argentina. En la Argentina
 hay dos dirigentes que representan cosas: Cristina y Macri. El resto,
 cuando hay tanto vaivén, es que no representan cosas. Esto es importante 
para pensar la elección del año que viene. Nadie está en condiciones de decir
 lo que tiene o lo que debe hacer un líder de esa envergadura. Ella está
evaluando, y viendo la situación. Con toda su capacidad, con su historia,
 con su amor y con más información que todos nosotros. Tengo mucha
 confianza en que las decisiones que ella tome van a ser las más sabias.


-¿Cómo marcaría la diferencia con el macrismo?
-Yo creo que nuestro planteo no tiene que ser economicista.
 La economía son herramientas pero lo importante es la vida de los
argentinos y las argentinas. En esto, por ejemplo, los servicios públicos
 son una de las claves.
-¿Es sustentable estatizarlos, como propuso recientemente
 en la Plaza de Mayo?
-Sí, es sustentable. Entendiendo que también el sector privado tiene un rol 
muy importante en la Argentina. Pero tiene que ser un rol que no quiera
 marcarle el sentido político a un gobierno. El rol del sector privado es buscar
 su ganancia en el marco de un sistema legal y jurídico que proteja lo más
 posible a trabajadores y sectores vulnerables.
-En la propuesta económica del kirchnerismo se escuchaba una
 definición sobre “los vectores de competitividad” y uno de ellos era
 “la energía barata”.
-Claro. El problema de las tarifas es gravísimo. Las familias no pueden 
pagar las tarifas. Ahora, también le están quitando competitividad a las
 empresas argentinas. También están quitando la posibilidad de desarrollar
 la industria nacional. Hay formas de hacerlo distinto: que puede ser
desde una estatización, que puede tener un perfil parecido al de YPF,
donde hay parte de capital privado funcionando pero quien lleva el sentido
 –o debe llevarlo- es el gobierno, hasta una estatización llana, en la que esté
 funcionando directamente para el conjunto de los argentinos. Lo que es
importante es que (la energía y las tarifas de los servicios públicos) son una 
variable estratégica para el desarrollo de un país.


-Álvaro García Linera dice que la corrupción que existió en los
gobiernos nacional-populares o de izquierda le dio a la derecha del
 continente un elemento de erosión reforzado por la manipulación y el
ataque desde los medios. ¿Qué opina de todo este debate?
-Álvaro es un gran amigo. Hemos discutido muchas veces de estos temas.
 Pero yo en esto tengo una visión. Mi caso particular, que es el que mejor
 conozco: yo no me robé nada, no me quedé con nada. Y estuve preso. 
Y nosotros tenemos que tomar el discurso de la corrupción y ponerlo arriba
 de la mesa con toda claridad. La familia Macri desde Yaciretá viene robando.
Hay que animarse a decir las cosas como son. Sin comprarse discursos
 prefabricados. Si no fuera dramático sería una comedia, que Mauricio Macri
 hable de corrupción. El hombre de Yaciretá, el hombre de las cloacas de
Morón, el hombre de Sevel y las importaciones truchas, el hombre del
Correo Argentino. Hay que animarse a decir las cosas como son. Y me parece
 que en esto nosotros tenemos que decirlo muy fuerte. Porque mire cómo
 termina: lo llaman a indagatoria, lo ponen al padre (Franco Macri), que 
tiene 88 años, y el hermano de Macri dice al juez “ah, yo no sé nada, pregúntenle
 a mi papá”.  Viven de lo que hizo el padre –no sé si lo hizo por derecha o por
 izquierda, en este análisis no me importa-. Y le vienen a decir al país quién
 es corrupto y quién no. Es insostenible. Toda la población sabe quién es 
Mauricio Macri. Y después de todo eso dicen que Cristina Fernández de
 Kirchner es jefa de una asociación ilícita. Un disparate total.
-Usted representa una excepcionalidad dentro de los presos políticos
kirchneristas, y es que estuvo preso, salió en libertad, volvió a estar preso 
y volvió a salir. Y ahora lo pueden volver a detener porque la UIF pidió 
que vuelva a la cárcel.
-Yo creo que la persecución es feroz. Me parece que cuando miremos la historia
 no va  a haber en los doscientos y pico de años de historia argentina un gobierno
 que haya influido tanto en el Poder Judicial como el gobierno de Macri.
El ministro de Justicia (Germán Garavano) dijo “tienen que cambiar la resolución
 que lo sacó a Boudou, o arreglar esa situación”… Es un apriete permanente
 sobre el sistema de Justicia. Y con una cobertura muy importante como para
 que estas cosas no se noten. Pero hasta los editorialistas hablan de esto en
los medios dominantes.


-De lo que le hicieron a usted, empezando por la foto en pijama,
¿qué fue lo que más le molestó?
-Yo, bronca, no puedo tener. Y enojo no puedo tener. Yo entiendo el rol que tuve.
 Yo entiendo que son situaciones que uno no las tiene que mirar desde lo personal.
 Lo de la foto en pijama, y sí, yo duermo en pijama. Y estaba descalzo porque
yo no duermo ni con zapatillas ni con mocasines. Pero, qué se yo: ese intento
 tan burdo por tratar de dañarte o de jorobarte me parece que a la larga va a ser
 valorado distinto. Y creo que no hay que enojarse, sino que hay que trabajar
 sobre la realidad para cambiarla.
-Si se produjera el regreso de un gobierno de carácter nacional y popular
 ¿cómo debería ser?.
-Yo creo que va a haber un gobierno nacional y popular. Creo que va a ser pronto.
 En diciembre del año que viene. Y creo que ese gobierno no se va a enfocar
 en las cuestiones revanchistas sino que se va a enfocar en la firmeza del sentido.
 Por lo menos eso es lo que yo sueño. Sobre la unidad nacional: lo importante
 es si hay un proyecto de patria o no. Y si ese proyecto de patria incluye a los
 que te votan y a los que no te votan. Eso me parece valioso. Yo no creo que uno
 tiene que hacer un gobierno de unidad nacional bajando banderas. O que tiene
 que hacer un gobierno de unidad nacional haciendo concesiones a los poderosos
 de siempre. Uno tiene que hacer un gobierno de sentido patriótico que entiende
 e incluye a todos los sectores sociales.
 Pero no puede resignar el sentido ni un día.
-¿Se puede innovar políticamente sin resignar identidad?
¿Cómo se pueden incorporar cosas nuevas a lo que políticamente
 es el kirchnerismo? Porque las identidades no son estancas ni estáticas.
-El kirchnerismo tiene vida y, entonces, tiene que entender lo que va 
sucediendo con la sociedad todos los días y ver cómo la interpela y es
 interpelado por esa sociedad. Hay fenómenos muy importantes como el
del feminismo. El que no lo esté mirando en profundidad se está equivocando
 en observar hacia dónde va el mundo. Porque el feminismo va a lograr que
 haya mayor igualdad en la vida de cada una de las sociedades en las que pueda
 avanzar con su programa y con su múltiples demandas. Y hay otras
innovaciones que habría que estudiar, sobre todo aquellas que tienen un
 costado humano profundo. Por ejemplo: yo creo que los domingos en la
 Argentina los grandes espacios comerciales no tendrían que funcionar porque
 el domingo debe ser de las personas. De cada uno. De su familia.


-Hay gente que va a pasear al supermercado los domingos. 
Eso está incorporado.
-Bueno, pero eso es una cuestión del consumismo que logró imponer
ese paseo.
-El kirchnerismo, como proyecto político, democratizó el consumo
pero alentó el consumismo también.
-Por eso. Esa es una cosa que el consumismo, el capitalismo, el neoliberalismo,
 lograron que ir al supermercado con la familia el domingo se vea como un
 paseo. Porque lo que está sucediendo es que este sistema, que te va comiendo
 el salario, que cada vez es menos en relación con la productividad y la
distribución del ingreso es cada vez peor, te obliga a que tu vida sea tu trabajo.
 Cuando tenés la suerte de tenerlo. Hasta hace 40 o 50 años, la vida no era el
 trabajo. El trabajo era una forma de ganarse la vida. Es buenísimo disfrutar el
 trabajo pero muchos no lo disfrutan. Entonces, si uno tiene un trabajo y gana
bien y gana lo suficiente, y después puede desarrollar su vida, me parece
 mucho mejor a que tu vida sea exclusivamente tu trabajo. Y que entre tu
 trabajo y el tiempo dedicado al transporte se te vaya el día.
-¿Qué proyecto tiene para adelante?
-Criar a mis hijos. Seguir estudiando. «