viernes, 31 de enero de 2020

32 FEMICIDIOS CONFIRMADOS AL 30 DE ENERO (en los diarios no hablaban de ti...)

32 #femicidios confirmados al 30 de enero.

 Florencia Melo se encarga de hacer éste trabajo puntilloso
 para visibilizar y tener memoria feminista.

1. Graciela (54), apuñalada, Melchor Romero,
 La Plata. Bs, As. 01/01/2020.

2. Alma (5), apuñalada, degollada, descuartizada, Melchor Romero,
 La Plata. Bs, As. 01/01/2020

3. Inés Adriana (56), asesinada a golpes, Villa Devoto,
 CABA, 01/01/2020

4. Sabrina Vanesa (35), apuñalada, degollada, Ituzaingó, Bs, As. 03/01/2020

5. Valentina (19), asesinada a golpes, Olavarría, Bs. As. 04/01/2020

6. NN (93), asesinada a golpes, asfixiada, barrio Saavedra, CABA, 04/01/2020

7. Natasha (24), asfixiada junto a sus hijitos (6 y 9), Caleta Olivia,
 Santa Cruz, 05/01/2020, quemada

8. Karin (6), asfixiada, quemada junto a su mamá y su hermanito (9),
 Caleta Olivia, Santa Cruz, 05/01/2020

9. Analía (26), baleada, arrojada de un auto en movimiento, 
Joaquín V. González, Salta, 05/012020

10. Florencia (27), quemada viva, agonizó 10 días, Villa Constitución,
 Santa Fe, 08/01/2020

11. Luciana Beatriz (24), apuñalada, degollada, barrio San Cayetano, 
Tucumán, 09/01/2020

12. NN (16 meses), abusada, Libertador General San Martín, 
Jujuy, 09/01/2020

13. María (25), baleada, Monte Caseros, Corrientes, 12/01/2020

14. NN (11 meses), desnutrida, abandonada, narcotizada, Santo Tomé, 
Santa Fe, 13/01/2020

15. Paola del Milagro (35), asesinada a golpes, barrio Puerto Argentino,
Salta, 17/01/2020

16. Gabriela (33), quemada viva en un auto, Alejandra,
Santa Fe, 18/01/2020

17. Daniela (41), Santa Fe, 18/01/2020

18. Celia Edelma (81), asesinada a golpes, Azul, Bs, As. 18/01/2020

19. Valeria (¿?), quemada viva, Tandil, Bs, As. 18/01/2020

20. Micaela (21), estrangulada, Gregorio de Laferrere, Bs, As. XX/01/2020

21. Claudia (43), baleada, La Falda, Córdoba, 19/01/2020

22. Camila Fernanda (37), baleada, General Campos, La Pampa, 19/01/2020

23. Silvia Alba (32), asesinada a mazazos, barrio Victoria, Tucumán, 19/01/2020

24. Marisa Alejandra (44), baleada, Villa Gobernador Gálvez, Santa Fe, 24/01/2020

25. Milagros Ayelén (15), asesinada a golpes, Apóstoles, Misiones, 25/01/2020

26. C.R.L. (26), Barranqueras, Chaco, 25/01/2020

27. Mariela (40), asesinada de 7 puñaladas, San Pedro, Jujuy, 26/01/2020

28. Alejandra Micaela Soledad (28), caída desde un octavo piso, 
Villa Tesei, Bs, As. 26/01/2020

29. NN (30), paraje Aquihuecó, Neuquén, 27/01/2020

30. Noelia Fabiana (42), baleada en plena calle, Humboldt, Santa Fe, 27/01/2020

31. Rosa Antonia (55), descuartizada, Villa Astolfi, Bs, As. 27/01/2020

32. Milagros Luján (22), baleada, Ezeiza, Bs, As. 27/01/2020

Sumo como femicidios dos suicidios de sobrevivientes de violaciones que no
encontraron respuestas en la justicia.

- Sathya Aldana I(19), sobreviviente de violaciones/abusos impunes,
 barrio Villa Urquiza, Córdoba, 19/01/2020

- Rocío Stefanía (26), sobreviviente de violación impune, Río Gallegos,
Santa Cruz, 26/01/2020

Y al menos cuatro (4) casos más en investigación.

GENOCIDIO WICHI... HACE CINCO SIGLOS Y MEDIO QUE NO SE DETIENE. -- II. -- LAS MUERTES, UNA POR UNA.

Uno. Fue el 7 de enero. No le reconocieron la desnutrición.
 Tenía un año y dos meses. Era de la comunidad wichí de La Mora,
 departamento de San Martín. Pegadito a Tartagal.
Dos. Tenía dos años. Murió el 11 de enero en su casita. Era de Misión
 El Quebrachal. Tenía, dicen, bajo peso.
Tres. El mismo día en Santa Victoria Este. Tenía dos años y era de la
 comunidad de Rancho El Ñato. Deshidratación por vómitos y diarrea,
 decía el informe. Insuficiencia orgánica.
Cuatro. El 17 de enero. La nenita tenía dos años y 8 meses. Murió tras ser
 trasladada de Morillo (en Rivadavia Banda Norte) al hospital de Orán. Tenía
 diarrea. Culparon a los padres.
Cinco. Fue el 21 de enero en el Hospital Juan Domingo Perón de Tartagal. 
Era de la comunidad Las Vertientes, Santa Victoria Este. Lo trasladaron en 
un vuelo sanitario. Culparon a los padres.
Seis. Tenía desnutrición crónica. Lo llevaron a Morillo, desde la comunidad
 El Tráfico. Lo derivaron al Hospital de Orán y murió en la ambulancia, que se
 detuvo por fallas mecánicas.
Siete. Murió la mamá en el parto. Y, dice Modesto Rojas, cacique wichí, el bebé
también. Ella era de la Misión Santa María y tuvo su parto número doce en su
casita sin asistencia. Intentaron trasladarla al hospital pero murió en el camino.

Mientras tanto los doctores Carlos Trotta, (ex presidente de Médicos
 Sin Fronteras para América Latina), Medardo Avila Vazquez, (Red de Médicos
 de Pueblos Fumigados), y Emilio Iosa (ex Presidente de Fundación Deuda Interna)
 elevaron formalmente el pedido de una misión humanitaria que se instale en 
el NEA ante el horror sanitario que están viviendo los pueblos originarios
 sobrevivientes en el norte más profundo. “La situación sanitaria es gravísima,
el hambre y el estrés del despojo para un pueblo tan manso es terriblemente
 traumatizante, la desnutrición es generalizada, y niños con marasmo y 
kwashiorkor (enfermedades derivadas de la desnutrición) al estilo africano se 
detecta en casi todas las comunidades, la tuberculosis y el chagas tiene índices
de incidencia altísimos, la mortalidad materna se sospecha que es muy elevada
también”, dice el documento.

La respuesta del estado nacional y provincial ha sido totalmente insuficiente
 para ayudar a los pueblos nativos despojados de sus bosques. Incluso el gobierno
 de Urtubey siguió autorizando desmontes a favor de grandes grupos sojeros en
 el lugar y sus equipos de salud en el terreno son muy escasos y no cuentan con 
recursos suficientes ni capacidad para enfrentar la crisis humanitaria”.
 Los médicos Medardo Avila, Carlos Trotta y Emilio Iosa están convencidos de
 que “la única posibilidad es que una organización humanitaria honesta, eficiente
 e imparcial como MSF se instale en la zona y desarrolle acciones de
 contencLa muertión sanitaria y de infraestructura básica, hasta que los 
argentinos podamos reconocer y dar una respuesta al problema que nuestro 
sistema productivo está generando a esta población que se estima entre las
distintas etnias de casi 100.000 personas”.
Un sistema permanente que transcurre a través de los gobiernos, vena por la
 que circula el poder real. El que determina quiénes serán parte del mundo
 que viene y quiénes tendrán que quedar inexorablemente en el camino.
La condena ancestral es para aquellos que se hermanaron con la naturaleza
 para comérsela y bebérsela, para volver a ella como abono y espirituarse como
mariposas en el cielo de los algarrobos. 
Un genocidio que hace cinco siglos y medio que no se detiene.

EL LENTO GENOCIDIO WICHI... -- I


Aqui, Pelota de Trapo. Agencia de Noticias.


Por Silvana Melo
(APe).- Son siete los niños wichí que no llegaron a vivir dos años y que se
 murieron de hambre y de sed en este enero. El agronegocio desmontó, en los
 últimos diez años, 1.200.000 hectáreas. Y desalojó a cien mil mujeres, hombres
 y niños que vivían, comían y se curaban bajo su techo frondoso. La frontera 
agropecuaria se empuja y se corre e irrumpen la soja y la transgénesis donde
 estaba el monte. Un pueblo entero entre los árboles queda desnudo e inerme. 
Y se va muriendo, poco a poco. Con decenas de niños en la frontera de la vida y
 de la muerte. Ante la dimensión de la catástrofe, los médicos Medardo Avila
 (lo adelantó en esta Agencia), Carlos Trotta y Emilio Iosa elevaron el pedido a
Médicos Sin Fronteras para instalar una misión humanitaria en un territorio donde 
la presencia del estado elige a quiénes abandona.
Dice el cacique Modesto Rojas que los muertos son nueve. Seguro que tiene
 razón. Nadie habla con ellos. Dicen las autoridades que hay otros siete muy graves.
 Dice el cacique Modesto Rojas que son más de veinte los niños que tienen la vida 
colgando de un hilito, como una llama que se sopla y se va. Y seguro que tiene razón.
Nadie habla con los caciques. “Vino Arroyo y no quiso hablar con nosotros”, dice. 
Apenas habían muerto tres cuando el Ministro de Desarrollo Social pasó por Salta
 y, de la mano del Gobernador, paseó por donde lo llevaron. Lejos de lo terrible.
 Con las tarjetas alimentarias como panacea. Para un pueblo en extinción, puesto 
a morirse lo antes posible para usarles la escasa tierra en la que todavía dejan 
caer sus huesos por las noches.

Dice el médico Rodolfo Franco, desde las comunidades Misión Chaqueña y Carboncito, a APe: “en mi comunidad no ha muerto ninguno, las dos pertenecen a Embarcación, departamento San Martín. Son Hollywood mis comunidades porque todavía tienen monte para poder enfrentar el hambre. Las del norte son castastróficas”.

En 2009 el diario Crítica publicaba una investigación sobre los vínculos
 de la familia y de los funcionarios del entonces gobernador de Salta , 
Juan Manuel Urtubey, con las empresas del desmonte en esa provincia. 
Urtubey gobernó 12 años. Y la semana pasada se fue a vivir a España.

“Vengo advirtiéndolo desde hace años. He avisado al hospital que hay mucha 
desnutrición. Pero es un plan premeditado: se trata de sacarles la tierra y para
 eso primero los tienen que matar; es feo matarlos a balazos. Entonces lo hacen 
con hambre, con mala educación, con mala salud”. La Organización Mundial de la
Salud, dice Franco a esta Agencia, “sostiene que es necesario un médico cada 
600 personas. Yo atiendo dos pueblos con 4000 y 2000. A veces mandan algún
refuerzo esporádicamente, pero vienen apurados y se van apurados. Yo estoy 
atendiendo sin parar y los dos ganamos lo mismo obviamente. Los sueldos
 están muy relegados”.
Dice Octorina Zamora, líder wichi. “¿Tengo la culpa de morirme de hambre
cuando me sacaron mi hábitat, me sacaron el monte? En Salta que no haya casi
 algarrobos, que es alimento principal. Cuando yo era chica no había chicos
 desnutridos. Entonces ¿qué culpa? Donde había algarrobos no hay nada”.
 Le habían dicho que el problema era cultural. Que los wichí se llevaban los
 enfermos y los escondían en el monte. ¿Qué monte?.
Mientras los ex gobernadores se marchan a Europa y los ex presidentes presiden
 fundaciones del fútbol mundial, desde hace diez años los niños muertos se pueden
 contar de a racimos, como decía Alberto Morlachetti. Y anotarlos en las listas de
 los crímenes sociales más crueles, con culpables concretos, con nombres, 
rostros e historias.

De enero a junio de 2011 murieron
 trece niños en Embarcación, Pichanal y 
Tartagal. De desnutrición y de
enfermedades parientes del hambre
en la Salta que Urtubey había
 heredado de Juan Carlos Romero.
 En 2016 se fue un niño por mes 
en el norte terrible, en la Salta y el 
Chaco que comparten el desmonte y 
el desprecio. El último en Rivadavia,
 una de las parcelas más castigadas 
de la provincia de los urtubeyes que
 partieron buscando nuevos horizontes. 
El verano de 2017 se devoró a 21 niños 
 en Santa Victoria Este, ahí donde la
 Salta se acaba, como cayéndose en 
Paraguay. Doce bebés en ese verano

 brutal de Santa Victoria Este nacieron
 muertos porque sus madres languidecían de hambre y de sed. Cercadas por el 
abandono y la desidia.
2020 amanece con otro racimo de niños que se mueren. Mientras el ex gobernador 
se va y el ex presidente asume en la Fundación FIFA. Ambos responsables de abrir
 las puertas al exterminio. Ambos responsables, al menos, de no evitarlo.
Mientras se apunta el pánico hacia el coronavirus de la China los niños se mueren
 de hambre y de sed en el verano feroz sin árboles ni agua del chaco salteño
 desmontado, desguazado y expoliado.
“Salieron a prohibir la palabra desnutrición al principio, pero no se pudo
 –sostiene Rodolfo Franco a APe-. Siempre la restringen en los certificados de 
defunción, no hay que poner síndrome febril, hay que poner otra causa” pero 
“yo tengo 69 años y 43 de médico y hablo de desnutrición, deshidratación,
 porque al no poder tener agua para sembrar, cosechar y regar plantas, no pueden
 hacer nada. La tierra es muy fértil, pero sin agua no hay nada”. Para el médico 
“forma parte del plan de genocidio. Las balas son caras. Hay que matarlos con
 cuchillos, como decía un general de la campaña del desierto”.
Modesto Rojas, cacique, habla de “una mujer que murió en Santa María por
 dar a luz. Fallecieron ella y el bebé”. Para el conteo oficial ya serían siete los
niños muertos. Para el de Modesto, casi una decena.
Santa Victoria Este tiene un secretario de relaciones Institucionales de origen 
diaguita calchaquí, Antonio César Villa. El intendente es wichí. "Lo que más se 
dificulta es el acceso al agua. En este momento tenemos una sequía que está 
devastando la región, se nos están muriendo todos los animales que ni siquiera
 se pueden comer porque muchos de ellos están enfermos", dice Villa. Mientras 
tanto el Pilcomayo acecha. “Llega cada vez más caudaloso y en cualquier momento 
comienza a desbordar en medio de esta sequía”. Es que el río, que baja por los
 cerros de Bolivia y serpentea por la frontera con Argentina y el sur de Paraguay 
está tapado en algunos sectores “por el lodo acumulado por inundaciones 
anteriores; año tras año bajan aludes y se producen inundaciones cada vez
 más frecuentes, debido al desmonte”, relata Villa con ojos de quien
 lo vio de cerca.

jueves, 30 de enero de 2020

:UN EXTERMINIO PLANIFICADO: la carta del médico de una comunidad wichi.



“ES UN EXTERMINIO PLANIFICADO”
*Por Rodolfo Franco, médico de la comunidad wichí de la Misión Chaqueña, Salta.
En lo que va de este año hemos sabido de seis niños wichíes fallecidos por desnutrición.
 Para que tomen noción de cual es la situación y el nivel de abandono, entre Misión
 Chaqueña y Misión Carboncito, a 50 kilómetros de Embarcación suman 6000 habitantes 
y yo soy el único médico. Eso es diez veces peor de lo que la Organización Mundial
 de la Salud recomienda: un doctor cada 600 personas. Los cuatro años de Mauricio Macri
 fueron muy duros para el interior de Salta, sobre todo en aquellos lugares donde han
 desmontado y siquiera está la posibilidad de cazar algún animal o recoger frutos.
 El gobierno de Urtubey hizo un esfuerzo enorme para que no se visibilice tanto sufrimiento.
Hay un plan sistemático de exterminio planificado para que los indígenas desalojen
 las tierras que son suyas hace 5000 años. Saben que se quedarán para siempre a
 pesar de que los terratenientes de Salta intentan echarlos para poner soja. Como no
 lo pueden hacer con balas porque queda muy feo, impiden que se eduquen, que tengan
medios para sobrevivir y mejorar en esta sociedad; niegan la comida y el agua, derechos
 fundamentales. Es muy difícil vivir acá; las comunidades wichíes se la bancan porque
 adoran profundamente sus tierras, son sus raíces, pero muchos no aguantan y se van
 hacia las ciudades a vivir a los barrios más empobrecidos.
Lautaro, de un año y ocho meses, era de Tráfico y falleció en la ambulancia que se 
rompió cuando lo trasladaban a Embarcación. Estoy desolado, me parece de terror.
 Él había estado internado; pero muchas veces les dan el alta muy rápido. Priorizan
 internaciones cortitas: cuando mejoran un poco, los mandan a la casa con indicaciones 
que los padres no pueden cumplir en muchas ocasiones. Te recetan determinada 
cantidad de agua por día, pero quizá no tenemos acceso en toda la semana.
La barrera idiomática es muy compleja porque hay quienes no hablan bien español y
 algunos profesionales no les tienen paciencia, pero tampoco tienen empatía: las
 comunidades necesitan una actitud positiva del sistema de salud porque nos tienen
 miedo, ya que desde hace muchísimos años los blancos los persiguen a los tiros y
crecieron escuchando esas historias además de sufrirlo día a día.
El mismo gobierno que no me aumenta el sueldo hace casi dos años, nos controla
los diagnósticos que escribimos en las atenciones: no podemos poner “desnutrición".
 El año pasado teníamos 10 niñas y niños con bajo peso y 40 con riesgo en Misión
 Chaqueña. Logramos que aumentaran el peso cuando empezamos a hacer ollas 
populares los sábados y con un merendero que levantamos con mi esposa, que es wichí. 
Hoy bajamos a la mitad esas cifras gracias a los esfuerzos particulares; al gobierno
 y al hospital pareciera no importarle. Los responsables son los finqueros, los oligarcas
 que se turnan en el poder y responden a los mismos intereses; quieren mantener
 esas lógicas para hacer negocios con las tierras de los pueblos originarios.
Aplican todas las violencias que existen, es un genocidio sofisticado: hacen lo posible
 para que mueran por “causas naturales” como no tener agua y comida. Grito
 aunque sé que puede traerme problemas, pero ellos me pagan por mi trabajo
de médico, no por mi ideología. Lo que pienso y siento es mío, no me lo pueden 
comprar.

martes, 21 de enero de 2020

...Y QUE SE DISCUTA LA TIERRA PARA QUE Y PARA QUIEN...

De acuerdo con el Censo Agropecuario,
 hay menos chacras
El campo cada vez
 está más concentrado
Según los últimos datos oficiales, el 1 por ciento de las explotaciones
 agropecuarias concentra el 36 por ciento de la tierra, una dinámica
 que continúa expulsando familias.
En treinta años desapareció el 41 por ciento de las explotaciones
 agropecuarias y se acentuó la concentración de tierras en pocas
manos: el 1 por ciento de las explotaciones controla el 36 por ciento de
la tierra, mientras que el 55 por ciento de las chacras (las más pequeñas)
tiene solo el 2 por ciento de la tierra. Son datos del último Censo
 Nacional Agropecuario (CNA).
Campesinos, indígenas y académicos no tienen dudas: la 
desaparición de chacras y la expulsión de familias del campo
 tiene directa relación con el agronegocio, modelo que prioriza la 
exportación, dominado por grandes empresas, y deja de lado la
 producción de alimentos y a los productores.
El Censo Nacional Agropecuario 2018 (CNA) relevó datos sobre las
 características de las explotaciones agropecuarias (EAP) y del productor.
 Se relevaron 206 millones de hectáreas y se cesaron 250.881
 explotaciones agropecuarias.
Los resultados preliminares figuran en un documento de 232 páginas 
presentado por el Indec. Entre 2002 y 2018 desapareció el 25,5 por
 ciento de las explotaciones agropecuarias. Y, si se compara con el
 censo de 1988, en sólo treinta años desapareció el 41,5 por ciento de
la chacras.
Un hecho que ningún sector político jamás se animó a abordar en la 
concentración de tierras. Y eso favorece a los más grandes. El CNA 
confirma con datos lo que campesinos, indígenas y académicos críticos
 denuncian desde hace décadas: el 1,08 por ciento de las fincas (2473)
concentra el 36,4 por ciento de la tierra (57 millones de hectáreas)
Se trata de las propiedades de más de 10.000 hectáreas.
En el otro extremo, las chacras más pequeñas (menos de 100 hectáreas) 
representan el 54,6 del total de las explotaciones agropecuarias 
(125.023 fincas), pero tienen solo el 2,25 de la tierra (3,5 millones de 
hectáreas). Argentina experimenta una reforma agraria pero al revés,
donde muy pocos (el 1,08 por ciento) tiene demasiado. Y donde la
 mayoría (el 54,6 por ciento) tiene muy poco.
Nahuel Levaggi, de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), afirma 
que el censo muestra “el resultado de un modelo agropecuario que 
atraviesa los distintos gobiernos, un modelo que concentra la tierra, 
dominado por multinacionales de semillas, y es la muestra del capitalismo
 en su máxima expresión”. Levaggi explica que a los desalojos de
 campesinos se suma que quienes tenían fincas comienzan a ser rentistas 
y dejar el campo o directamente vender sus chacras: “Hace años que
 alertamos que es un modelo sin agricultores, donde los más
grandes se comen a medianos y pequeños”.
Jorge Frías es productor agroecológico en su chacra “La tierra sin mal”,
 en Puerto Tirol (Chaco). Recuerda que el modelo prioriza los cultivos 
extensivos (soja, maíz, girasol, caña de azúcar y, por otro lado, monocultivo
 de árboles), que avanzaron sobre regiones de campesinos e indígenas.
 “Es un modelo que no produce alimentos para nuestra población. Es un 
modelo que vacía el campo de gente. Hace años que alertamos de 
las graves consecuencias productivas, ambientales y sociales”, afirma.
El censo precisó que solo en el 46 por ciento de explotaciones los
 productores viven en el campo. Y detalló que existen 75.193 viviendas
 deshabitadas.
Frías participa del Movimiento Popular la Dignidad y del espacio 
Somos Monte, de Chaco, que lucha por la defensa del poco bosque
 nativo que permanece en pie. Explica que todo el sudeste chaqueño
 ya fue arrasado, y que el agronegocio retomó su embestida contra 
El Impenetrable, de la mano de una “soja nacional” (de la empresa 
Bioceres) resistente a la sequía. Exige que algún Gobierno ponga en 
debate el modelo de agronegocio, pero no solo las retenciones, y que 
se discuta la tierra para qué y para quién.
Los investigadores Eduardo Azcuy Ameghino y Diego Fernández,
del Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios (UBA), analizaron el
 censo. Destacan que entre 2002 y 2018 desaparecieron en
Argentina 82.652 explotaciones agropecuarias, casi un 25 por ciento 
del total, a un promedio de 5166 chacras por mes. “Se ratifica la
vigencia y eficacia del proceso de concentración económica consolidado
durante los noventa y prolongado hasta la actualidad”, afirman los autores. 
Si se toma el censo de 1988, en 20 años se perdió el 41,5 por ciento
de las chacras.
Desde el Foro Agrario, espacio de articulación de decenas de 
organizaciones campesinas y de la agricultura familiar, presentaron en 
mayo pasado un programa que propone otro modelo agropecuario, 
de base popular, con políticas de estado que fomenten el arraigo rural y
 la producción de alimentos accesibles para el pueblo. “Diversos
sectores políticos se siguen refiriendo a la Mesa de Enlace como 
‘el campo’. Tienen que entender que hay otro sujeto rural, con otro
 rol económico, otra base social, que es otro campo, con un modelo 
que incluye beneficios para toda la sociedad y para el ambiente”,
exige Levaggi de la UTT.
Jeremías Chauque es mapuche, vive en Desvío Arijón (Santa Fe) y 
forma parte de la organización de productores “Desvío a la raíz,
 agricultura ancestral”. No lo sorprendió el dato de la concentración de
 tierras, afirma que es un mal que se repite en la Patagonia mapuche,
 pero también en el Norte wichí y en la Mesopotamia guaraní, sólo por 
citar tres latitudes. “El agronegocio funciona explotando hasta el
último aliento de vida, con desmonte, saqueo, contaminación”,
 recuerda. Chauque forma parte del Colectivo Paren de Fumigar
 Santa Fe y resalta la necesidad de otro modelo, que tenga como
prioridad lo social y los alimentos sanos (sin agrotóxicos ni
transgénicos), “una agricultura sin mano de obra barata, con
agricultores dueños de su destino, con tierras para trabajar,
con producción de alimentos y no commodities para los chanchos
 de Europa y Asia”.