Canibalismo: Un consejo mendocino
del Blog de Abel
enero 8, 2016Marcelo Padilla, que envía sus notas al blog desde el Gran Mendoza, es periodista y militante “duro” (testimonio: esto suyo en sobre los despidos en Las Heras, que no subí todavía porque no tengo información sobre cómo sigue). Aquí me hace llegar esta reflexión que quiero compartir. Incluye algo de autocrítica, la única que vale la pena, la que es en serio sobre uno mismo.
“El peronismo y el Frente Para la Victoria están a un paso de la fagocitación. Aclaro la distinción “peronismo y FPV” porque como todos sabemos, no todos en el FPV son peronistas ya que se sienten más identificados con el kirchnerismo a secas (algo que no comparto porque el kirchnerismo, al menos en el poder estos últimos años fue más peronismo, el más parecido al original en muchos de sus aspectos y nutrido por esa vocación frentista que tiene el peronismo transformador -no el conservador- que abre el juego a distintas fuerzas políticas de otro origen, y las integra en lo que llamamos Movimiento Nacional y Popular).
La fagocitación es un proceso cultural y político que implica comerse al otro. No dialogar, no debatir, no generar espacios de acción comunes, no redimensionar el momento actual que pide a gritos una discusión de lo que estamos viviendo a nivel internacional, nacional y provincial, no nada. Morfarse al otro sin más, defenestrarlo, ignorarlo, cortarle los víveres hasta que se muera y extinguir su naturaleza. Creo que ese proceso deberíamos tener en cuenta hoy antes que suceda, para evitarlo. Yo siento (pienso) -lo vivo en carne propia- que estamos en una etapa ciclotímica. Entre la derrota electoral en el balotaje, las nueve derrotas provinciales, las medidas del gobierno nacional, las del provincial, la actitud de los medios que se alinearon a los globos, los cesanteados en todo el país, la crisis emocional, y, la inexistencia de liderazgos claros en el país, hemos llegado a un momento que bien podría graficarse con una dispersión de aldeas o tribus en pelotas, sin agua y sin comida, donde hay que salir a la sobrevivencia (caza y pesca) como forma primitiva de autosubsistencia.
Tan así estamos que nos vuelve locos todo. Hoy queremos bajar a Macri, ya queremos volver, y ni siquiera nos hemos dado cuenta que tenemos que hacer un Gran Duelo Nacional de reflexión, experimentar la pena, transitarla por completo. El dolor hay que pasarlo pero no negarlo. Y creo que lo estamos negando en algún sentido con la voracidad del voluntarismo. Yo me siento en esa también, no me corro. Solo intento compartir un parecer del día, de esta mañana. Quién sabe el lunes, pero lo que vale es hoy para ir asentando una base que nos calme un poco.
Paciencia. Uyyyy, cómo jode tener paciencia. A mí me vuelve loco, pero es tiempo, todo es tiempo en la vida. Fagocitar no es la salida. Ni hacia adentro ni hacia afuera. Tampoco quiero decir con esto que hagamos yoga peronista o kirchnerista o Reiki nacional y popular, no. Ni tampoco que dejemos de manifestarnos y salir a la calle. Eso es vital, la calle es nuestra y hay que defenderla. La dirigencia es un tema que nos jode a todos porque también queremos fagocitarla. Cuando digo la dirigencia digo toda la dirigencia sin distingos. No sé, un amigo me respondió una vez cuando yo andaba pasando un mal momento y la cabeza no paraba de pensar mal, “sé agua”. Así, cortito. Así de ancestralmente asiático.
La interpretación corre por nuestra cuenta siempre. “Sé agua” es estar siendo agua. No “Ser agua”, más bien “estar siendo agua”, que es distinto. Ustedes interpreten lo que quieran porque es así, todos somos interpretables en lo que queremos decir o no, en lo que hacemos y no hacemos. Evitar la fagocitación. Anticiparnos. Porque eso es lo que quieren los de la vereda de enfrente. Que nos matemos entre nosotros. Entre compañeros discutamos todo, pidámonos. Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes suena bien. Se va a dar así por una cuestión histórica nuestra. Pero la fagocitación es la anulación y el exterminio de la experiencia del otro, que tiene de todo. Para aprender y para no hacer. No sé. Es para pensar un rato antes que clavemos el puñal en el lugar equivocado. La militancia no se toca“.
Me parece un buen consejo, que suscribo. Hago sólo una pequeña observación. Basado en una que Perón le estaba haciendo a la teoría de Pareto, allá por julio de 1952:
“…Muchos han despreciado el ingenio y el poder del pueblo, pero, a largo plazo, han pagado caro su error. Los pueblos siguen la táctica del agua. Las oligarquías, la de los diques que la contienen, encauzan y explotan. El agua aprisionada se agita, acumula caudal y presión, pugna por desbordar; si no lo consigue, trabaja lentamente sobre la fundación, mimándola y buscando filtrarse por debajo; si puede, rodea. Si nada de esto logra, termina en el tiempo por romper el dique y lanzarse en torrente. Son los aluviones. Pero el agua pasa siempre, torrencial y tumultuosamente, cuando la compuerta es impotente para regularla…”
Lo que quiero señalar es que Perón, y la experiencia histórica, se refieren a los pueblos. La militancia… son olas en su superficie.
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