sábado, 20 de enero de 2018

POLITICA SATELITAL ARGENTINA. DOS MODELOS DE PAIS

Por Alfredo Moreno

Especial para Motor Económico  -- Aqui  Completo
ARSAT es una sociedad anónima cuyas acciones son 
propiedad exclusiva del Estado Argentino. Fue creada 
por la ley 26.092 de 2006. Su objetivo es resguardar
 las posiciones orbitales soberanas y realizar el
diseño, el desarrollo, la construcción en el país,
 el lanzamiento y/o 
la puesta en servicios de satélites geoestacionarios.
 Junto con INVAP, fabrico y puso en órbita los dos
primeros satélites argentinos geoestacionarios 
de telecomunicaciones, el ARSAT-1 y el ARSAT-2., 
capacidades satelitales que son operadas y
 comercializadas desde la planta en Benavidez 
Provincia de Buenos aires.
El 4 de noviembre de 2015 el Congreso Nacional
sancionó la Ley 27.208 de Desarrollo Satelital Argentino
que declara “de interés y prioridad nacional el desarrollo 
de la industria” y estableció que cualquier transferencia 
de acciones de la compañía debía ser aprobada por el 
Congreso. Esta ley también establece el Plan Satelital 
Geoestacionario Argentino (PSGA), que estipula la 
fabricación de ocho satélites nuevos hasta 2035. Allí
figura el plan de negocio del ARSAT-3.
Con el cambio de gestión, el gobierno de Mauricio
Macri decidió que la titularidad de las acciones de
ARSAT fuera transferida del Ministerio de Planificación
 al Ministerio de Comunicaciones, a cargo de Oscar
 Aguad; luego, al Ministerio de Modernización a cargo 
de Andrés Ibarra. Designó como presidente de ARSAT
a Rodrigo De Loredo y vicepresidente a Henoch Aguiar.
 Apenas asumió De Loredo (2016) informó que se 
interrumpía el desarrollo del ARSAT-3 hasta que se 
consiguiera financiamiento.
A 24 meses de esta nueva gestión, el Plan
Satelital Geoestacionario Argentino se encuentra 
desactivado 
y con iniciativas de financiamiento privada no 
confirmadas,
 lo que pone en alto riesgo la continuidad del desarrollo
 satelital argentino logrado con los ARSAT 1 y 2;
además,
en este período, la implementación de una nueva
política
 de cielos abiertos o “cielos dirigidos” abre una 
competencia desigual para la estatal ARSAT, 
en favor
 de grandes empresas satelitales extranjeras,
vulnerando definitivamente la soberanía satelital
argentina.
Cambiemos autorizó, mediante el Ente Nacional 
de Comunicaciones (ENACOM), a 14 satélites
extranjeros
 a dar cobertura en el país compitiendo con los
satélites 
ARSAT, supeditando los objetivos estratégicos de la
 empresa estatal al interés de las grandes
corporaciones
 y de los capitales trasnacionales y posibilitando la
privatización de los servicios satelitales en banda Ka.
 Esta banda de frecuencias permite brindar servicios
de internet satelital con alta transferencia de
contenidos, 
utilizando antenas receptoras de menor tamaño a las
instaladas por ARSAT en escuelas y hospitales
rurales.
Las decisiones políticas del presidente Macri van
configurando el nuevo juego en el mercado de
 las Telecomunicaciones. En la antesala navideña del
año 2017, el Gobierno de Cambiemos autorizó la 
creación de Cablevisión Holding, ofrendando al
 grupo Clarín el regalo más anhelado: Cablevisión
Holding es la mayor concentración del mercado
(nuevo) de las Telecomunicaciones Convergente. 
Días siguientes autorizó a Telefónica y Claro a 
comercializar servicios de televisión satelital
conocidos
como DTH (Direct to Home).
En Europa, el DTH puede desplazar al cable 
tradicional
como la plataforma de tv paga con más suscriptores.
 El mismo escenario es posible en Brasil y México,
 dos de los principales mercados de América Latina.
En países como Chile, Colombia, Venezuela y
Argentina,
el DTH es la plataforma con mejor horizonte para la
suscripción de servicios de tv satelital.
La televisión satelital es la plataforma de tv paga que 
más crece en el mundo y el 25% de los clientes de tv 
paga accede a través del DTH, servicio que ya
 representa
el mayor volumen de negocio para los operadores 
satelitales. Así, en 2008 en América Latina existían 
2 millones de accesos en DTH y este año cerrará con
más de 8,2 millones, un crecimiento de 310 %
 mientras
en el mismo período, la tecnología de cable crecía
 70%. Y las nuevas tecnologías no aparecen aún en
 la estadística.
En América Latina, donde muchos países cuentan con
 extensos territorios y poblaciones dispersas, la 
infraestructura de redes está en desarrollo y mucha
 gente aún no accede a servicios como la tv
 paga o internet.
La penetración actual de la tv paga en Latinoamérica
 es de 37% y si tiene mucho por crecer, lo está haciendo
rápida y exponencialmente. En Brasil, por ejemplo, la
penetración de la tv paga paso de 12% en 2008 a 
28% en 2012, un formidable desarrollo que ha tenido
al DTH como protagonista. El objetivo de los prestadores
 de tv satelital es que la penetración llegue a 70% en los
 próximos 5-7 años.
Al discontinuar el Plan Satelital Argentino, el gobierno 
de Cambiemos deja a la empresa de bandera ARSAT
fuera del mercado de servicios satelitales, se
 desentiende
 de la soberanía satelital argentina y anula la 
experiencia
que permitió que Argentina este en el selecto
grupo de
 países que producen, operan y comercializan sus
propios satélites.
En contrasentido Macri puede ir a Holanda a vender
 un reactor nuclear de investigación porque en el sector 
nuclear se aplicó el enfoque exactamente opuesto al 
que el presidente aplica hoy al sector satelital argentino.
Argentina conservó su soberanía tecnológica en el
sector nuclear (a pesar del intento del menemismo 
de desguazarlo) y hoy ocupa un lugar en todos los
foros internacionales del sector nuclear y exporta
 tecnologías de punta.
rudy paz.jpg
“Que no se preocupen los muchachos……”
El Presidente descartó rumores de una privatización y
 explicó que se trata de una "alianza estratégica con
la empresa estadounidense Hughes para subsanar
 problemas de comercialización de los desarrollos 
tecnológicos”.
La consecuencia de las decisiones políticas del gobierno
de Cambiemos, nos encuentra hoy en una preocupante
pérdida de soberanía satelital argentina.
El desarrollo del ARSAT-3, diseñado para dar servicio
en banda Ka aún no comenzó y las acciones iniciadas
 por la gestión política en la empresa ARSAT, se
 apartan del modelo de desarrollo tecnológico satelital 
que posiciono a la Argentina en el selecto grupo de
 países que tienen capacidad técnica, científica y
sobre todo profesional para desarrollos de este nivel,
 típico de países desarrollados.
En diciembre de 2016 el presidente de ARSAT, Rodrigo
de Loredo, insinuó algo clave sobre el tema: “Nos
 hemos autoimpuesto lanzar ese tercer satélite sin
 aportes del tesoro nacional y sin usar créditos blandos
que le quiten cupo crediticio a obras de infraestructura 
básica.”
En agosto de 2017, tomó estado público la carta de
intención firmada por el presidente de ARSAT, Rodrigo
De Loredo, con los representantes de la empresa
estadounidense Hughes Network Systems, para crear
juntos una nueva empresa, cuyo capital accionario se
repartirá entre Hughes, con al menos el 51% y ARSAT
como mucho el 49%. Este acuerdo establece que el 
accionista mayoritario tendrá el control ejecutivo de la
nueva empresa llamada “Newco”.
Con este acuerdo, Hughes tendrá acceso gratis a dos 
posiciones orbitales: la 71,8º O y la 81º O. Los usos y 
costumbres de la industria y lo que fija la ley 
internacional, establecen que las posiciones son
 propiedad transitoria de los estados-nación que las 
hayan pedido a la Unión Internacional de 
Telecomunicaciones y las usufructúen. Por ende, si
toleráramos un satélite de Hughes en alguna POG
(Posición Orbital Geoestacionaria) Argentina, 
debería ser alquilándola.
Esta concesión de la Argentina es especialmente
grave en el caso de la 81º O, la POG que permite 
iluminar
 las Tres Américas, desde la tundra canadiense a la 
Península Antártica. La firma del acuerdo ARSAT- Hughes
es, como mínimo, una enajenación dolosa y
anticonstitucional del patrimonio satelital nacional.
Hughes se queda con el uso discrecional y por pago 
de un satélite cuya banda, la Ka, estaba planificada
 por la dirección fundacional de ARSAT para dar
 internet satelital en todo el país; particularmente a
 las 13.000 escuelas rurales aisladas del país a las 
que es imposible conectar por fibra óptica por
 razones de topografía y distancia. Esto es uno de
 los muchos agravantes de la cesión del ARSAT-3 
a Hughes sin que la firma norteamericana realice la
 inversión que significa el desarrollo del ARSAT-3.
Efectos colaterales
Argentina está perdiendo la posibilidad de ocupar una 
nueva POG por demorarse en construir el ARSAT-3.
La posición que perderá la Argentina será la 81 y la
que le regalará a Estados Unidos es la 91.6. En el
segundo caso, la cesión será porque Hughes manejará
 el 51% de la operación del ARSAT-3.
Lo que pasará con la posición 81 es que en 2019 el
 país perderá la potestad de explotarla. La ley 27.208 y
el plan de negocios presentado por ARSAT en 2015,
pusieron como fecha de lanzamiento el 2019.
 “El riesgo de no colocar un satélite en servicio antes
 de la fecha indicada, es de perder la prioridad de uso
y por lo tanto la referida posición orbital” señala una
 carta de la Subsecretaría de Planeamiento del
 Ministerio de Comunicaciones (355202081-
ARSAT-Argentina-perdio-una-nueva-posicion-
orbital.pdf) que dirigía el radical Oscar Aguad.
La misma, fue escrita en marzo de 2017 y los
 funcionarios, que se encontraban en plena
búsqueda de un inversor para el ARSAT-3 perdieron
la posibilidad de iniciar a tiempo la construcción de 
un satélite para la posición 81. Como no se puede
otorgar ese espacio a Hughes, se le dará la 91.6,
que Argentina también podía usar.
La carta de intención (acuerdo) entre ARSAT
 y Hughes
tiene vigencia hasta el 31 de diciembre de 2017 y fija
como fecha final para suscribir el acuerdo el pasado
31 de agosto, aunque si las partes así lo deciden,
ese hito temporal podrá prorrogarse.
El acuerdo final deberá contener un plan de negocios
 a 15 años con el detalle del capital que cada parte 
deberá aportar y las cuestiones técnicas del 
ARSAT-3, aunque previamente Hughes se haya
reservado, a través de la futura Newco, el poder 
de decisión exclusiva sobre los procedimientos 
de gestión de la carga útil del satélite.
Todo el acuerdo queda sometido a las leyes y los
 tribunales de Nueva York, un hecho sumamente 
gravoso teniendo en cuenta que el objeto principal
de aquel discurre prácticamente en su totalidad 
bajo jurisdicción argentina.
La fabricación de artefactos espaciales demanda
 grandes esfuerzos tecnológicos pero desde el
punto de vista financiero no es el negocio más
jugoso. Airbus Defence and Space, el mayor fabricante
 de satélites del mundo, en 2016 tuvo ingresos por 
13.707 millones de dólares. DirecTV, el más grande
 operador de televisión satelital del planeta, que
 no fabricó ninguno de los 13 satélites que posee,
 facturó 33.214 millones de dólares en 2014 gracias
a los negocios de televisión e Internet satelital.
Los servicios de telecomunicaciones que se pueden
ofrecer a partir de plataformas satelitales son más
variados. Este parecería ser el “gambito de dama” 
en la jugada de Hughes, que es el primer proveedor 
residencial de Internet en Estados Unidos, con más
de un millón de clientes, servicio que también brinda
 en Brasil, además de sus negocios en la venta 
de conectividad vía satélite para gobiernos, defensa 
y empresas privadas.
Hughes no viene simplemente a concentrar el
 mercado de tv satelital regional, sino a sacar a 
ARSAT del mercado satelital y anular la experiencia
 autónoma en el desarrollo, operación y comercialización
 de estas tecnologías; más o menos del mismo modo 
que durante el menemismo la Lockheed Martin se 
quedó con la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba.
En ambos casos, ayer el aeronáutico, hoy el satelital, 
el objetivo no era eliminar a un competidor de la
 industria aeroespacial estadounidense, sino cortar
de raíz la posibilidad de que éste pudiera surgir. 
Ayer Lockheed y hoy Hughes, vienen a garantizar 
que grandes corporaciones con dirección fiscal
en EE. UU. continúen teniendo el monopolio regional
de los cielos y del espacio.
  • Computador Científico. Delegado FOETRA ARSAT. Profesor TICs en 
  • Universidad Nacional de Moreno

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