Por Alfred Hitchcock -- DEL BLOG MORIR EN VENECIA, CUMPLE 10 AÑOS
"¿Les gustaría ser capaces de predecir el futuro? Pues no sé si sabían, pero
los directores de cine lo pueden hacer. Al realizar una película, toman las
imitación de un trozo de vida en sus manos y lo organizan como quieren.
Saben, desde la primera escena, exactamente qué va a pasar en la última.
Ahora bien, esta es una facultad casi divina. Le da al director un gran sentido
de poder. Pero presenta un pequeñísimo problema. El director de cine no está
trabajando con algo real. Es sintético. No es la vida misma. ES sólo una imitación
de la vida.
En la vida real, podemos planificar y tomar precauciones, y esperar que las cosas
sucedan de cierta forma. Pero nunca podemos estar seguros. Y a veces me
pregunto por qué, cuando tratamos con demasiadas ganas de controlar el futuro,
recibimos una conmoción desagradable.
(….)
… con el correr de los años, he llegado por fuerza a la conclusión de que el futuro
incierto es una de las leyes más obligotorias de Dios, y que los esfuerzos
científicos por predecir el futuro también están destinados al fracaso. Existen
dos razones principales para esto.
La primera razón es simple. En la vida, si supiéramos el resultado de todo, no
sentiríamos ningún placer de vivir. ¿Cuál sería la emoción de ir a un partido
de béisbol si conociéramos de antemano qué equipo va a ganar? ¿Por qué ir
a pescar si ya sabemos que vamos (o no) a atrapar algo? Lo desconocido
resulta atractivo precisamente porque es un misterio. Por ejemplo, el concepto
del cielo:
¿no perderíamos un poco el interés si supiéramos exactamente cómo es?
Así que, al mantener oculto el futuro, Dios está diciendo que las cosas
serían muy aburridas sin suspenso.
Pero creo que tiene un motivo más profundo que ese al negarnos saber qué
depara el futuro. Pienso que también está siendo misericordioso. Porque, si la
vida vendría a ser aburrida si conociéramos el mañana, también sería terrible.
Y así, he llegado a creer que el futuro incierto es uno de los regalos más
misericordiosos y emocionantes que nos ha dado Dios. Sin él, no habría nada
que esperar; peor, no habría nada que desear. En todo caso, nos guste o no,
tenemos que vivir con ese hecho.
Cómo vivimos con esto depende de nosotros. Podemos vivir en un estado de
constante ansiedad por el futuro, siempre temerosos de que, a la larga, el malo
va a ganar, la injusticia va a triundar y la humanidad se autodrestruirá.
O podemos usar el regalo de formas creativas; ayudar a que ganen los hombres
de buena voluntad y a que triunfe la justicia, y creer en que el drama del hombre
terminará en felicidad.
En otras palabras, podemos vivir en un estado de desesperación crónica o
podemos vivir con fe en el futuro, a pesar de que se halle oculto.
Sí, lo mejor del futuro es que se revela un día a la vez. Y, todos los días, doy
gracias al cielo porque el mañana no pertenece a ningún hombre.
Le pertenece a Dios.
*Extraído de Hitchcock por Hitchcock. Alfred Hitchcock. Escritos
y entrevistas I. El cuenco del plata, Buenos Aires, 1916.
Las imágenes pertenecen al film "Rich and Strange", de Alfred Hitchcock.
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