martes, 2 de octubre de 2018

SOBRE NECESIDADES Y DERECHOS, A LA MAREA VERDE NO LA PARA EL SENADO, LA DEMORA Y JODE, SI

TEXTO COMPLETO DE LAS EGRESADAS 2016 DEL
NACIONAL BUENOS AIRES AIRES
"Venimos a denunciar 
la violencia institucional"
Somos un grupo de mujeres y disidencias egresades del turno 
mañana 2016. Venimos a denunciar la violencia institucional ejercida
 y avalada por la comunidad educativa hacia nosotres. Les pedimos
 que por un momento nos presten su atención dado que las
 experiencias que tenemos para contarles fueron y siguen siendo
 sumamente dolorosas.
Retrocedamos un poco en el tiempo, revivamos el año 2012. 
Tenemos doce o trece años e ingresamos a un establecimiento
 educativo que desde el primer momento nos impone normas de
 comportamiento que marcan una clara diferencia entre nosotres y
 nuestros compañeros varones cis, es decir, aquellos cuya identidad
 de género coincide con su sexo biológico. Como todas las mañanas,
 llegamos al Colegio y nos recibe el regente Guillermo Belleville.
 Nos hace comentarios sobre el largo de nuestras polleras, nos toca
 y nos besa, no nos computa los tardes si le caemos bien.
¿Es necesario detenernos a explicar por qué esto es inaceptable?
 Sigamos.
Año 2015. Tenemos quince o dieciséis años. Subimos las escaleras
 para llegar al aula y nos encontramos con Diego Riveiro, preceptor.
 Nos ofrece su servicio de masajes, evalúa junto a nuestros 
compañeros cuál es el mejor culo del año y les comenta “cómo
 se garcharía” a una de
nuestras compañeras. También hay besos y manoseos que nos
 incomodan. Solo comentamos estos episodios entre nosotres en
 el baño durante el recreo.
Suena el timbre. Volvemos al aula y un grupo de varones toca la
puerta para hacer una pasada de cara a las elecciones del centro
 de estudiantes. La Roxi, La Liga, Clan+Anticlán, Remate 5, La Popi,
 La Boba: año tras año, estos grupos -conformados principalmente 
por hombres cis-, se organizan bajo distintos nombres pero con un
 mismo objetivo: hacer del odio hacia las mujeres, las gordas, 
los gays, las lesbianas y disidencias, el eje de su campaña política.
 Estos grupos de varones recibieron los suficientes avales de parte 
de les estudiantes como para consolidarse como una entidad política
 más y en el proceso no hubo ni una sola norma del reglamento del
 Colegio que se viera quebrantada. Y es esto último lo que queremos
 poner de manifiesto: hay un sistema normativo imperante en este 
Colegio que da lugar a que asistamos a clases rodeades de carteles
 que predican, con total impunidad, que somos putas por disfrutar
 libremente de nuestra sexualidad, que somos objeto de consumo de
 nuestros compañeros. ¿O se atreverían a decir que no se percataron
 de que esto era una constante en nuestro día a día? ¿No era lo
 suficientemente llamativo el mural de “Gordas y vino” frente al Colegio?
 ¿No había siempre una autoridad presente en el aula mientras estos
 personajes se burlaban de nosotres?
Pero… ¿quiénes son esas autoridades a las que hacemos referencia?
 Suena el timbre otra vez, cambiamos de materia, tenemos matemática.
 Entra Jorge Blumenfarb -docente- y saluda a algunas de nosotras
 con un beso, nos toca la cintura. A sus favoritas nos pide que seamos
 “sus secretarias” o que le mandemos fotos de nuestras vacaciones 
por mail. A quienes no le agradamos nos denigra buscando complicidad
 con nuestros compañeros varones y haciendo comentarios sobre
 lo pronunciado de cierto escote: (ironía) ¿acaso no es evidente que
 nos vestimos de este modo para provocarlos? Nos toca celebrar la
 aprobación del código de vestimenta al mismo tiempo que aumenta
 la frecuencia e intensidad de los comentarios sobre nuestro
 modo de vestir.
Esta situación se nos presenta inabordable desde nuestro lugar 
de subordinades y en un acto desesperado decidimos acudir a nuestra 
tutora. La respuesta ante nuestro pedido de ayuda es nula: les tutores
 minimizan el asunto, se lavan las manos, se desligan de su
 responsabilidad. Nos dicen que no es posible hacer nada al 
respecto porque estamos denunciando a alguien que es amigo del
 vicerrector, Roberto Rodríguez –acusado de consumir pornografía
 infantil. Y es más, dicha tutora nos expone ante el mismo docente
 sin un mínimo de interés ante posibles represalias. A quienes estudiamos
 en este Colegio no nos sorprende que esto sea así: es harto conocida
 la inoperancia de les tutores en general y su habilidad excepcional
 para desampararnos y empeorar nuestra situación.
Volvamos al día de hoy. Diego Riveiro, quien fue nuestro preceptor,
 ocupa actualmente el cargo de regente y el docente Jorge Blumenfarb
 ahora es vicejefe del departamento de matemática. ¿Bajo qué concepto
 estas personas reciben una promoción en el escalafón educativo? 
¿Qué méritos
reconocidos los hicieron dignos de un ascenso? ¿Hasta cuándo van
 a perpetuar este sistema hostil que sigue empoderando a acosadores
 de menores, misóginos, violentos, mientras nosotres somos violentades
 y abusades en nuestra cotidianeidad?
El recuento de los horrores vividos a lo largo de los años excede lo que
podemos poner en palabras en esta sola instancia. Nos estremece
 pensar que transitamos nuestro secundario -que crecimos, estudiamos,
 construimos conocimiento, desarrollamos nuestro pensamiento
 crítico- siendo
violentadas tanto en el ámbito de lo académico como en el de lo personal.
 No nos olvidamos de Jorge Bottaro, profesor de informática, y la
 cosificación de la que nos hizo objeto. No nos olvidamos de
 Fernando Guarnaccio, docente de historia, y sus comentarios
 homofóbicos y misóginos. No nos olvidamos de Julian Lisczynsky,
 profesor de educación física, y sus distinciones entre rubias y
morochas en las clases. No nos olvidamos del ex vicerrector,
 Agustín Zbar, que hace cinco años golpeó a una compañera en una
 sentada. Y NUNCA nos olvidaremos del director de esta orquesta,
el rector Gustavo Zorzoli, que además expuso ante los medios de
 comunicación el caso de abuso de una compañera en el contexto
 de una toma con el fin de deslegitimar la medida de fuerza.
Regente, preceptores, docentes, vicerrectores, rector: ya no le 
tenemos miedo a sus sanciones. ¿Qué piensan de todo esto cuando
 se jactan de la supuesta excelencia académica que corre por estos
 claustros? ¿La violencia institucional también es uno de los pilares 
sobre los que se asienta el
prestigio que reviste a este Aula Magna? Es evidente que no tienen
 una respuesta a estas preguntas porque nunca quisieron planteárselas:
hacerlo implica cuestionar sus lugares de poder y aceptar sus
 falencias como educadores. No habernos escuchado fue una decisión
 política que hoy ya no pueden tomar. Les arrebatamos este espacio
 para brindarles esas respuestas que van a marcar el camino a
 seguir a partir de ahora. No
vamos a tolerar que naturalicen sus prácticas violentas ni que sean 
cómplices por omisión de aquellos que las llevan a cabo. No vamos 
a tolerar que cuestionen nuestro modo de vestir, que nos humillen y
 expongan, que desoigan y minimicen nuestros reclamos, que pongan
 en duda nuestra
palabra. No vamos a cargar con la responsabilidad y la culpa de las 
violencias que ustedes mismes ejercieron sobre nosotres por años.
Nuestras hermanas y compañeras que hoy habitan el Colegio son un
ejemplo de lucha. Están transformando esta realidad con su rebeldía
 combativa. Nosotres no nos vamos a quedar atrás. Somos parte de la
 ola verde que va a arrasar con este sistema machista y patriarcal y
que a ustedes los va a pasar por arriba si no son capaces de estar a
la altura de nuestro movimiento.
Acá nos paramos firmes. Somos les invisibilizades de siempre, les 
violentades, les acosades, les abusades, personas trans, gordas, 
putas, gays, lesbianas, pero por sobre todas las cosas somos
personas empoderadas.
Exigimos:
· que se imparta una educación sexual con perspectiva de género:
 queremos hablar de
consentimiento y de placer;
· que se aplique el Protocolo de acción institucional ante las situaciones
 de violencia de
género dictado en el año 2015;
· un Departamento de Orientación al Estudiante con psicólogues 
capacitades para
acompañarnos en nuestro desarrollo y crecimiento personal, sin
 juzgarnos ni discriminarnos;
· una revisión de los programas de cada materia que se ajuste a
 los tiempos que corren y que
incluya bibliografía feminista;
· una reforma en el Reglamento del colegio, que nos ampare, nos
 defienda, que fomente la
igualdad y el respeto entre pares.
· BASTA DE IMPUNIDAD ANTE LAS VIOLENCIAS. QUEREMOS
 QUE QUIENES HABITEN ESTAS
AULAS EN EL PRESENTE Y EN EL FUTURO NO SEAN
 VÍCTIMAS DE SU NEGLIGENCIA.
ABAJO EL PATRIARCADO, SE VA A CAER.
¡ARRIBA EL FEMINISMO QUE VA A VENCER!

2 comentarios:

  1. Suerte para ellas, las mujeres se unen fácilmente para reclamar derechos, ojalá lo logren, Un abrazo

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  2. Dicen que la revolución será feminista o no será, gracias por tus palabras utópicas.

    Abrazote utópico, Irma.-

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