Una de las principales limitaciones de la llamada “opinión pública” (es decir, del sentido común en su versión manipulada por los medios de comunicación) es su incapacidad de historizar. Es sabido que todo lo que ocurre es parte de un gran relato, todo está en un determinado contexto histórico y nada nace de un repollo. Sin embargo, para los medios, no existe más que la realidad inmediata de sus titulares y “últimos momentos”.
La causa por el atentado a la AMIA ya corre hace más de dos décadas, pero los medios “informan” al público omitiendo prácticamente todo lo sucedido desde 1994, con lo que sacan la realidad de su contexto y crean una realidad paralela, un mundo virtual, resultando en una percepción que es funcional a sus intereses corporativos.
La causa por el atentado a la AMIA ya corre hace más de dos décadas, pero los medios “informan” al público omitiendo prácticamente todo lo sucedido desde 1994, con lo que sacan la realidad de su contexto y crean una realidad paralela, un mundo virtual, resultando en una percepción que es funcional a sus intereses corporativos.
Concretamente, la misteriosa muerte del igualmente turbio fiscal Alberto Nisman no es más que un capítulo en el caso AMIA, que a su vez forma parte de una trama aún más larga y compleja. Son protagonistas de la trama principal, entre otros:
- El Estado de Israel (por la hipótesis de un atentado de falsa bandera a la AMIA en 1994)
- Los Estados Unidos (por su estrategia constante de fabricar hechos que justifiquen la posterior invasión imperialista de países no occidentales y ricos en recursos naturales y/o estratégicos para la apropiación de los mismos)
- La familia Rothschild (como controladora de Israel)
- Los fondos buitre (como socios de los Rothschild)
- La derecha cipaya local (con dirigentes del PRO como Laura Alonso y sus notorios vínculos con los buitres, la embajada de EEUU/CIA y con el servicio secreto de Israel)
- Charlie Hebdo (un botón de muestra de cómo Occidente fabrica los hechos “terroristas”)
No obstante, todo esto excede largamente el propósito de este artículo. Tan solo se pretende enumerar aquí los últimos y más relevantes desarrollos de la trama en lo que se refiere a la Argentina, o más precisamente al esfuerzo de Occidente porinstalar en el sentido común a nivel global la idea de que el gobierno argentino fomenta la actividad terrorista.
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