Hace poco decíamos acá que luego de las PASO el dispositivo de medios oficiales había comenzado la operación “Los gobernadores del PJ prefieren que Cristina pierda en octubre para sacársela de encima”; que va de la mano del famoso asunto del “techo” electoral que CFK no puede perforar, y que de ese modo insistir en su candidatura conduciría al peronismo a otra derrota en el 2019.
Como colateral, apareció en estos días el “operativo retorno” de Massa al PJ luego de su papelonazo electoral, perpetrado cuando se había propuesto -de la mano de Margarita Stolbizer- “frenar a Cristina”. Y para su retorno, Massa elegiría ofrecerse a los gobernadores como un prospecto de presidenciable capaz de “superar el techo” de Cristina.
Dejemos de lado por un momento analizar si todo esto tiene algún viso de veracidad, o simplemente se trata de operaciones de prensa, para analizar que lógica tiene.
Los gobernadores del PJ (aun los que ganaron en las PASO, o hicieron una buena elección) tienen por estas horas cuestiones más urgentes de las que ocuparse: Macri les está metiendo el dedo en el culo con el reclamo de Vidal en la Corte por el fondo del conurbano, mientras los apura con una proyecto de reforma tributaria en el que deberían resignar el cobro de Ingresos Brutos, el principal impuesto propio de todas las provincias.
Si no saben ver en ese movimiento de pinzas que el gobierno leyó los resultados de las PASO como un espaldarazo a su gestión y por eso decidió ir por ellos, la “distracción” podría serles fatal.
Pero volvamos a Massa y a Cristina: el tigrense viene hace cuatro años en constante declive electoral, corroborado ahora en territorio bonaerense: perdió dos de cada tres votos que cosechó en el 2013, y hasta vio amenazado su propio terruño a manos de “Cambiemos”; y todo lo que armó en el interior se le está cayendo a pedazos.
Lo cual impone una digresión: en el interior Massa armó junto con “Cambiemos” para ganarle al peronismo (como en Tucumán, Mendoza, Jujuy y Corrientes, aunque ahí está volviendo sobre sus pasos), o por afuera restándole votos (en casi el resto de todas las demás provincias). Es decir que si la cosa viene de hacer un cásting de candidatos que no hagan perder al PJ, por ese lado irían mal rumbeados.
Veamos mientras tanto lo que pasa con Cristina: es tan cierto lo del “techo” (en el sentido de las dificultades del kirchnerismo para ampliar su voto potencial), como que CFK es la que tiene más votos lejos -por escándalo- en el peronismo, tanto que en Buenos Aires le ganó 7 a 1 al sello del PJ “oficial” que le regaló a Randazzo.
Una condición que conservará aun perdiendo en octubre a manos de “Cambiemos”, porque no asoma en el horizonte nadie capaz ni siquiera de arrimársele, y eso no es su culpa: CFK sigue parada en un núcleo duro de los votos más fieles y constantes de todo el sistema político argentino (sin distinción entre oficialistas y opositores), y los tiene no solo por lo que hizo cuando le tocó gobernar, sino por mantenerse firmemente enfrentada a Macri, desde el primer minuto de su gobierno.
Por el contrario, los que se le arrimaron con la intención de negociar “pactos de gobernabilidad” y le prestaron su apoyo para obtener leyes clave en el Congreso, por regla general, perdieron y retrocedieron claramente en espesor y volumen político. Tanto que no pueden condicionar a nadie, ni conducir a casi nadie.
Si algo define y caracteriza al peronismo es el pragmatismo, y la vocación de poder. Así las cosas ¿es pragmático y razonable insistir en sacar de la cancha a la figura política con mayor apoyo social de toda la oposición, acaso no quieren ganar y volver al poder?
¿O tienen ganas de seguir perdiendo con tal de sacársela de encima a CFK, creyendo que después de eso Macri no va a ir por ellos y va a enterrar el hacha? ¿Qué les hace pensar que de acá al 2019 las grandes tendencias que no cambiaron en estos dos años –la perduración de Cristina, el declive de Massa- van a cambiar, de modo que uno pase a valer más que la otra, y sea la llave del triunfo?
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