BUEN VIAJE QUERIDA "PEPA" ¡PRESENTE!. HOY SE NOS FUE JOSEFINA GARCÍA DE NOIA, MADRE DE PLAZA DE MAYO LÍNEA FUNDADORA. Movimiento Periodistas Peronistas. SU HIJA MARÍA LOURDES AÚN CONTINÚA DESAPARECIDA.
"Era sábado al mediodía, me senté en un banco de la Plaza y me puse a fumar… estábamos yo y las palomas, hasta que llegaron las otras madres", así describía Josefina García de Noia -"Pepa"- aquel 30 de abril de 1977 en el que un grupo de mujeres sembró la semilla del movimiento más poderoso que supo enfrentar a la dictadura cívico militar: las Madres de Plaza de Mayo.
"Pepa" es la mayor de ese puñado de 14 mujeres que crearon la agrupación convencidas por Azucena Villaflor de Devincenti que hace 35 años y desde la capilla Stella Maris, en Retiro, selló para siempre su vocación de líder y las convocó con un "basta, tenemos que ir a la Casa de Gobierno", para reclamar por sus hijos.
Desde el 13 de octubre de 1976 no dejó de buscar a su hija María Lourdes de Mezzadra, psicóloga, docente universitaria, que militaba en Montoneros y fue secuestrada en su domicilio junto a su esposo Enrique, cuando tenía 29 años.
"La ví por última vez el día anterior, cuando vino a almorzar a mi casa de Castelar y al irse acompañada por su hermana Margarita para la facultad de Morón, le dije: `Lourdes, cuidate, por favor`, porque ya sabíamos lo que estaba pasando".
"Al otro día me la llevaron, primero a su marido (luego liberado) y más tarde a Lourdes y dejaron a su hijito Pablo Enrique con los vecinos que llamaron a los abuelos paternos para que se quede con ellos".
De monseñor Emilio Grasselli, vicario castrense que recibía a las madres en la iglesia Stella Maris para obtener información, guardaba los peores recuerdos, como del condenado Alfredo Astiz, a quien Azucena "cuidaba como a un hijo".
"Una vez que crucé a Grasselli en Tribunales, le dije si se acordaba de mí, y al reconocerme iba a poner su mano en mi hombro pero yo le dije "no me toque, sus manos están sucias en sangre de nuestros hijos. El dio media vuelta y se fue mientras yo seguía diciéndole cosas".
"Pepa" es la mayor de ese puñado de 14 mujeres que crearon la agrupación convencidas por Azucena Villaflor de Devincenti que hace 35 años y desde la capilla Stella Maris, en Retiro, selló para siempre su vocación de líder y las convocó con un "basta, tenemos que ir a la Casa de Gobierno", para reclamar por sus hijos.
Desde el 13 de octubre de 1976 no dejó de buscar a su hija María Lourdes de Mezzadra, psicóloga, docente universitaria, que militaba en Montoneros y fue secuestrada en su domicilio junto a su esposo Enrique, cuando tenía 29 años.
"La ví por última vez el día anterior, cuando vino a almorzar a mi casa de Castelar y al irse acompañada por su hermana Margarita para la facultad de Morón, le dije: `Lourdes, cuidate, por favor`, porque ya sabíamos lo que estaba pasando".
"Al otro día me la llevaron, primero a su marido (luego liberado) y más tarde a Lourdes y dejaron a su hijito Pablo Enrique con los vecinos que llamaron a los abuelos paternos para que se quede con ellos".
De monseñor Emilio Grasselli, vicario castrense que recibía a las madres en la iglesia Stella Maris para obtener información, guardaba los peores recuerdos, como del condenado Alfredo Astiz, a quien Azucena "cuidaba como a un hijo".
"Una vez que crucé a Grasselli en Tribunales, le dije si se acordaba de mí, y al reconocerme iba a poner su mano en mi hombro pero yo le dije "no me toque, sus manos están sucias en sangre de nuestros hijos. El dio media vuelta y se fue mientras yo seguía diciéndole cosas".
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