Alfredo Zaiat: –Fue una novedad que un país periférico pretenda tener una conducción
política soberanista.
Aldo Ferrer: –Sí, creo que para los economistas neoliberales la palabra soberanía es apenas
un viejo concepto francés. Pero la realidad es que hay posibilidades de construir un proyecto
nacional en un mundo globalizado.
A. Z.: –Usted marca que la globalización puede no gustar, pero que está. Y que el desarrollo
no tiene lugar fuera de la globalización. La pregunta es: ¿cómo se construye en ese marco lo
que usted llama “densidad nacional”, un proyecto nacional perdurable de desarrollo económico?
A. F.: –Es crucial que la sociedad valore la cohesión social, la calidad de los liderazgos, de las políticas
públicas, la estabilidad institucional y el pensamiento crítico. En esta década se fortaleció la densidad nacional, por eso la derecha dice que “hay que ocuparse de la gente” y que no se debe pagar
a los buitres todo lo que piden.
A. Z.: –Me parece que hay dificultades para movilizar el ahorro y la inversión interna. Por ejemplo,
cuando YPF era privada no invertía, pero ahora que está en manos del Estado, sí lo hace.
¿Es una restricción al desarrollo el nivel de extranjerización de la economía argentina?
A. F.: –Los dos países más estrictos en el acceso al capital extranjero son China y Corea.
Sólo aceptan la inversión que les interesa. Nosotros en América latina seguimos el camino
opuesto y pensamos que toda inversión extranjera es buena. Creo que hay que replantear
el régimen de inversión extranjera. No para cerrar la puerta, sino para recibir esos capitales
cuando hagan algo que nos interese en términos de desarrollo.
A. Z.: –¿El Estado debería ocupar un rol más importante en la inversión en áreas estratégicas?
A. F.: –Creo que sí. Por ejemplo, el déficit de autopartes no lo vamos a resolver hasta tener una
terminal argentina. Y eso difícilmente lo hagan las multinacionales. El otro caso es la electrónica.
Allí hace falta un mayor protagonismo público. Los coreanos definen áreas estratégicas y ofrecen
facilidades para los que hacen negocios en esos sectores. Y si no se cumple lo comprometido, aplican
fuertes castigos económicos.
A. Z.: –En el libro hace mención a la necesidad de conservar cierto equilibrio macroeconómico.
¿A qué se refiere?
A. F.: –La emisión monetaria no siempre genera inflación, pero tampoco es aceptable una política
monetaria expansiva sin límites. Me refiero a la necesidad de una heterodoxia responsable.
A. Z.: –¿Considera que hay riesgo de caer en una situación de irresponsabilidad o que la política
actual es irresponsable?
A. F.: –Si estamos en donde estamos es porque la heterodoxia fue suficientemente responsable.
Pero a la vez, ¿cuán prolongable en el tiempo es esta tensión? Cuando hay problemas de falta de
dólares y alta inflación, el efecto de la política económica es limitado. Estamos de acuerdo en que
esto no se resuelve devaluando. Pero hay también otros puntos en donde se necesita más consenso
en el seno de la heterodoxia.
A. Z.: –¿Qué rol le asigna al endeudamiento externo?
A. F.: –Un “no” absoluto al endeudamiento para tapar agujeros de divisas. En cambio, sí puede ser beneficioso endeudarse para resolver la restricción externa. Créditos para que YPF explote Vaca Muerta
o para la sustitución de importaciones. El objetivo fundamental del crédito externo tiene que ser
siempre y únicamente generar divisas.
A. Z.: –Para definir ese tipo de directrices políticas el Estado tendría que retomar el ordenamiento
sobre el endeudamiento externo privado que tenía antes de la dictadura.
A. F.: – “Existe la idea que acá no hay empresarios nacionales porque el Estado se mete, o que hay
algo en su ADN por lo cual no es innovador. Yo creo que el empresario es un sujeto histórico. Si un empresario coreano, que son los campeones mundiales de la innovación, viene a la Argentina, en
pocos meses estaría comportándose de la misma manera que el empresario local. La dictadura y los
’90 fue un genocidio industrial. ¿Qué empresario nacional se puede construir en ese contexto?”
A. F.: – “La fuga de capitales existe porque la Argentina neoliberal destruyó la función ahorro del
dinero.
Ante la incertidumbre, la respuesta más fácil fue convertir el ahorro en moneda extranjera.”
A. F.: – “China no te dice lo que tenés que hacer. Pero igual hay que ser inteligentes para que
no nos arrastre. Si hubiéramos tenido recursos propios, podríamos haber hecho otro tipo de proyecto
con las represas del sur, por ejemplo. Con respecto a la coyuntural devaluación del yuan, creo que
vivimos en un capitalismo de múltiples actores donde ninguno quiere patear el tablero. Me parece
improbable una guerra comercial.”
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