lunes, 1 de junio de 2015

LA ECONOMIA,

Kicillof y después, DEL BLOG DE ABEL

junio 1, 2015
AxelVuelvo al tema que toqué recién en La candidatura de Kicillof porque percibo que lo dejé planteado con algo de superficialidad. Me basé para aplaudir la gestión del ministro en la nota de hace pocos meses de un economista que repetía pronósticos apocalípticos, basado a su vez en el consenso extendido de la mayoría de sus colegas, aquí y en el exterior, que están seguros que si uno no sigue la “religión del ajuste” y hace los sacrificios necesarios para ganar “la confianza de los inversores”, tiene que irle mal. Porque es evidente que a los que la siguen, como en Europa del sur, en Brasil, les está yendo tan bien…
En mi opinión, el desafío que significa mantener controladas las variables de una economía con estímulos al consumo, con una fuerte presencia de subsidios a los créditos y a muchos insumos (sin mencionar el subsidio a la industria automotriz, porque ese tiene más de medio siglo de vigencia), y que mantiene un alto grado de emisión monetaria, sin que termine en la explosión devaluatoria tan común en nuestra historia, ni en el panorama desolador de ajuste perpetuo que atraviesa la Europa post estado de bienestar… Creo que merece ser analizado con seriedad, no sólo por los argentinos.
(Es cierto que los EE.UU. están emitiendo mucho más que nosotros, y sus subsidios – a los bancos – han sido gigantescos. Pero no tienen nuestra historia de descontrol, y sus espaldas son bastante más grandes).
En todo caso, la mayoría de los argumentos que usan los opositores son pobres, lo que reduce las posibilidades de un debate serio. Aferrarse a que las cifras del INDEC no son confiables – al contrario que antes de 2006, cuando nadie tenía dudas :) … Los votantes que apoyan al oficialismo – sospechados hoy de ser mayoría – evidentemente están engañados sobre su situación: con buenas estadísticas, sabrían que están cayendo en la miseria más atroz. Y el tradicional argumento que la bomba estallará indefectiblemente… Es inútil porque es incontestable: nadie puede demostrar que eso no sucederá alguna vez, aunque se viene repitiendo desde hace doce años.
Sugiero que también puede decirse que “los límites del modelo” ya se han alcanzado hace rato. No después de 2008 se acabó el “colchón” creado (simplifico) por la Gran Devaluación del 2002, se fueron terminando los “superávits gemelos”, el fiscal y el comercial, y se dejó de crecer a tasas chinas. Precisamente, las dos gestiones de Cristina Fernández pueden verse como el esfuerzo por mantener un buen nivel de consumo y de empleo en el marco de condiciones mucho menos favorables.
Soy muy crítico de lo que no se hizo: Una política industrial coherente y sostenida, por ejemplo. En ese posteo anterior enlacé un material duramente crítico de la experiencia K. Carlos Leyba es un economista que cuestiona estas gestiones desde una reivindicación setentista (la gestión Perón-Gelbard). Pero eso hoy no es un espacio político viable. La oposición al kirchnerismo enarbola otras banderas y se apoya en sectores antagónicos a cualquier proyecto de ese tipo.
Mi planteo es que la continuidad – el desarrollo de las actividades productivas sin crisis bruscas – es valiosa en sí mismo. Y ahorra mucho sufrimiento a la población. A principios de este año subí un posteo con un trabajo del joven economista Juan Manuel Telechea que mostraba el precio que había pagado Argentina desde 1932 a la fecha por los altibajos en su crecimiento.
Es cierto, creo, que necesitamos pensar un nuevo esquema de crecimiento para un nuevo período de gobierno (Y no parece que lo estemos haciendo). Pero su base sólo puede afirmarse en la realidad actual. Cualquier crisis, simplemente abrirá el camino a las recetas standards del mercado global. Ya sabemos a donde conducen.

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