Existe la idea generalizada de que la medicina convencional está basada en ciencia sólida, es la medicina “de verdad”, mientras que todo lo demás, la llamada “medicina alternativa”, es peligrosa pseudociencia.
Sin duda la medicina moderna tiene aspectos muy positivos y hay demasiados charlatanes en el mundo de las terapias alternativas, pero la separación no es tan clara. La medicina moderna no es tan científica como muchos creen, y las terapias alternativas han aportado conocimiento importante, que se ha ido incorporado en muchos casos a la medicina convencional.
Hoy analizamos el caso de una de las terapias alternativas más extendidas, la homeopatía. Veremos cómo funciona, sus beneficios y riesgos, lo que comparte con la medicina convencional y lo que esta última podría aprender de ella.
¿Qué es la homeopatía?
La homeopatía fue inventada por Samuel Hahnemann hace más de 200 años. Está basada en la idea de que “lo similar cura lo similar”: si una sustancia causa síntomas de enfermedad en personas sanas, curará a personas enfermas que presenten esos mismos síntomas. Por ejemplo, si el arsénico produce problemas respiratorios, podría utilizarse para curar enfermedades que generen estos síntomas, como el asma.
Como segunda idea principal, propone que cuanto más se diluya esta sustancia, más potente será su efecto, lo que explica el proceso de fabricación de medicamentos homeopáticos:
- Tomamos una sustancia de partida, que supuestamente podría curar una enfermad. Se puede hacer un remedio homeopático a partir de casi cualquier cosa (una planta, veneno de serpiente, arsénico…).
- Se diluye una gota de la sustancia en 99 gotas de agua y se agita.
- Se toma una gota de la sustancia resultante y se vuelve a mezclar con otras 99 de agua. Se agita.
- Se repite el paso anterior una y otra vez. Después de 10 diluciones (lo que se llama 10C), tenemos una disolución con el equivalente de una gota de sustancia inicial en todo un océano. Es totalmente indistinguible del agua. Pero no se detienen aquí. Se repite el proceso hasta 30 veces (disolución 30C). Esto equivale a tomar una molécula de la sustancia original y diluirla en buena parte del sistema solar (ya no hay suficientes moléculas en la tierra).
- Se pone una gota de la disolución 30C sobre una pastilla de azúcar. El “medicamento” está listo.
Es muy cuestionable que la sustancia de partida cure realmente nada. Pero incluso con el beneficio de la duda, el resultado final del proceso es que no existe una sóla molécula de sustancia activa en un medicamento homeopático. Es agua con un poco de azúcar.
¿Cómo responden los homeópatas? Reconocen que al final sólo queda agua, pero afirman que a través del proceso de dilución continua el agua cambia su estructura, desarrolla memoria de la sustancia original, lo que otorga poder curativo. El investigador Benveniste se hizo famoso en los años ochenta cuando afirmó haber demostrado esta sorprendente capacidad del agua, pero finalmente resultó ser un fraude. Benveniste y la teoría de la memoria del agua fueron olvidados.
Aceptar que la homeopatía funciona de esta manera equivaldría a admitir que todo lo que creemos saber de química, física y biología es equivocado. Soy el primero en dejar siempre una puerta abierta a lo desconocido, pero quizá esto es demasiado…
¿Cómo se explica entonces que miles de personas utilicen este tratamiento y aseguren que les ha curado?
Sencillo. La homeopatía funciona a través de procesos conocidos y ampliamente estudiados, pero tan sorprendentes que hacen a la gente buscar explicaciones irracionales (como que el agua tiene memoria). Es importante entender estos fenomenos extraordinarios: el efecto placebo y la regresión a la media.
El efecto placebo
Casi todos conocen el concepto del efecto placebo, pero la mayoría ignoran su poder. Esta ignorancia es la que mantiene vivos muchos tratamientos irracionales, y como veremos, también muchos errores de la medicina “científica”.
El efecto placebo representa una ventana a lo más profundo e insospechado de nuestra psicología, y nos da pistas sobre las increíbles capacidades curativas del cerebro, la farmacia más sofisticada. Desde antaño sabemos que tus pensamientos se convierten en tu realidad. Si tu cerebro cree que algo va a ocurrir (vas a mejorar por tomar una pastilla), tienes muchas más posibilidades de experimentar dicho efecto.
Advertencia: si sigues leyendo, cambiará completamente la percepción que tienes de tu cerebro. Para tu mente, la realidad es negociable.
Una pequeña muestra del poder del placebo:
- Cuatro pastillas (de azúcar) funcionan mejor que dos.
- Una pastilla grande funciona mejor que una pequeña, aunque tenga igual composición.
- El color de la pastilla altera su efecto (revisión). Las farmacéuticas lo saben, y gastan miles de millones determinando el color más efectivo para cada síntoma. Por ejemplo, el color azul funciona mejor para inducir el sueño, por eso Neo necesitaba la pastilla roja para “despertar” (detalle).
- Las pastillas caras funcionan mejor que las baratas, y los tratamientos presentados como novedosos mejor que los tradicionales (estudio), aunque en todos los casos se use lo mismo (nada).
- Personas a las que se les implanta un marcapasos, que permanece apagado, notan mejoría similar en varios síntomas a los que lo tienen encendido (estudio).
- Una inyección funciona mejor que una pastilla, aunque en ambos casos se utilice una sustancia inerte. Al percibirse como un tratamiento más drástico, nuestra mente lo hace más efectivo.
- Cirugías falsas de rodilla (se deja una cicatriz pero no se interviene) alivian el dolor igual que las cirugías reales (detalle).
- Quienes reciben morfina falsa (placebo) sienten menos dolor que los que reciben morfina real sin saberlo. La morfina real sólo supera el placebo a partir de dosis elevadas (estudio).
- Las bebidas sin alcohol producen síntomas de embriaguez si realmente crees que estás tomando alcohol (ejemplo, video).
- El efecto placebo es “contagioso”. No depende sólo de lo que el paciente cree, sino también de lo que el médico espera. Por ello funciona también en animales y niños (ejemplo). Es necesario que cualquier buen ensayo clínico (incluso en niños o animales) sea doblemente ciego: ni los participantes saben qué tratamiento reciben ni los investigadores saben a priori cuál están administrando a cada uno.
- Y quizá lo más increíble: en muchos casos funciona incluso si sabes que es un placebo (estudio).
Los defensores de la homeopatía se agarran a múltiples ensayos que muestran un beneficio superior al placebo, pero todos estos ensayos individuales tienen fallos metodológicos que permiten actuar alguna de las múltiples e increíbles facetas del efecto placebo.
Si revisamos metaanálisis que sólo consideran ensayos clínicos aleatorizados a doble ciego (eliminando todos los posibles sesgos), los remedios homeopáticos no muestran beneficios respecto a un buen placebo (meta-análisis, revisión).
El efecto placebo de la homeopatía no se limita a la pastilla. La experiencia de una consulta homeopática es muy diferente a la que experimentas en una consulta convencional. La sesión es larga, más de una hora en muchos casos, y va más allá de una fría conversación sobre síntomas concretos. El homeópata se preocupa por tu vida, tus hábitos, tu nivel de estrés… Está demostrado que este proceso tiene beneficios clínicos concretos (estudio). Que sea un placebo no lo hace menos real.
Aunque este efecto placebo es la principal explicación de por qué “funciona” la homeopatía, no nos podemos olvidar de otro importante factor, la regresión a la media.
Regresión a la media
Es un fenómeno bien conocido en estadística y finanzas. Cuando un valor se aleja en extremo de la media, tiende a acercarse de nuevo a la media en su siguiente medición. El momento de mayor oscuridad es justo antes del amanecer.
Aplicado a biología, la enfermedad es una anomalía, un dato extremo. El cuerpo lucha siempre por recuperar su “media”, su homeostasis. Si tienes una fiebre extrema un día, lo más probable es que al día siguiente haya bajado y esté más cerca de la media. Y cuanto más extremo es el valor, más probable es que al dia siguiente esté más cerca de lo normal.
La gente suele recurrir a medidas desesperadas (como terapias no probadas) cuando están en su peor momento. Por definición, pasado el peor momento se sentirán mejor, y probablemente asociarán esa mejora a la terapia, aunque la causa verdadera sea simplemente la regresión a la media.
¿Tienes gripe? Tu cuerpo se va a curar en unos días, aunque no tomes nada. Pero si cada vez que tienes gripe recurres a algún tratamiento, tu mente asociará el tratamiento a la recuperación, aunque sea falso.
Las enfermedades (que no te matan) tienen un ciclo natural. Tu cuerpo enferma, lucha y, finalmente, se recupera. Como decía Voltaire “el arte de la medicina consiste en entretener al paciente mientras la naturaleza cura la enfermedad“. Muchas veces lo mejor que puedes hacer es no hacer nada y dejar que tu cuerpo haga su trabajo.
Beneficios de la homeopatía
Después de leer hasta aquí, muchos concluirán que la homeopatía es un engaño sin ningún beneficio. Es una forma de verlo. Otra posibilidad es pensar que la homeopatía da alivio y consuelo al paciente, algo poco común en la medicina convencional.
Un principio básico del código ético médico es “primero, no hagas daño“, algo que la homeopatía cumple. No podemos decir lo mismo de la medicina moderna.
Al hablar del concepto de antifrágil, vimos que la medicina convencional es peligrosa pasado un punto. Un punto que hemos cruzado hace tiempo. Los procedimientos médicos son ya la tercera causa de mortalidad en países desarrollados (estudio). Muchos fármacos y cirugías son innecesarios (detalle, estudio), y generan más daño del que previenen.
Las personas mayores polimedicadas reducen su mortalidad al dejar los fármacos, como explica Alfonso de muscleblog en este gran artículo.
Si añades además una sesión de terapia (homeopatía es una opción) con alguien que te pregunta por tu vida y muestra preocupación por ti, la mejora seguramente sería todavía mayor.
Esto concluye precisamente este estudio: “la consulta homeopática está asociada con mejoras clínicas relevantes, pero no los remedios homeopáticos“. Esto es algo que la medicina convencional no entiende y, como consecuencia, pone excesivo énfasis en el cuerpo (fármacos y cirugías) y muy poco en la persona. Evidentemente lo primero es mucho más lucrativo que lo segundo.
Cuando la gente recurre a la homeopatía para problemas menores (resfriados, ligeras depresiones, dolores de cabeza…) reducen los riesgos asociados a cualquier tratamiento médico, lo que descarga una ya saturada sanidad pública y evita los riesgos de la medicina. Paradójicamente, mantenerse alejados de la medicina para problemas menores salva vidas.
La medicina moderna no sólo tiene importantes riesgos, es mucho menos científica de lo que la gente piensa.
Medicina convencional ¿basada en evidencia?
Creer en los principios dogmáticos de la homeopatía es igual de irracional que creer que todo lo que propone tu médico está basado en buena ciencia. El British Medical Journal concluye lo siguiente después de analizar la evidencia científica de más de 3.000 tratamientos convencionales:
- Sólo el 11% de los tratamientos son beneficiosos con casi total seguridad.
- El 24% tiene probabilidades elevadas de ser beneficioso.
- El 7% aporta beneficios, pero también riesgos (quizá el remedio es peor que la enfermedad).
- El 5% tiene pocas posibilidades de ser beneficioso.
- El 3% es con alta probabilidad inefectivo o directamente peligroso.
¿Y qué pasa con el 50% restante? Básicamente no hay evidencia en un sentido u otro. Se realizan por consenso o tradición. Números similares obtiene esta otrarevisión. Un artículo reciente del British Medical Journal se titula precisamente “la medicina basada en evidencia está rota“, refiriéndose a los enormes intereses económicos que sesgan la investigación científica y las recomendaciones médicas.
En resumen, cuando te sometes a un tratamiento médico o tomas un fármaco, hay una probabilidad elevada de que no sirva para nada o que sea directamente perjudicial.
Y si bien los remedios homeopáticos son 100% placebo, es un error pensar que los fármacos tradicionales no funcionan también en buena parte por lo mismo. En muchos casos el placebo es más importante que el principio activo que incluyen: para migrañas (estudio), ayudar a dormir (meta-análisis), depresión (meta-análisis) etc.
Por supuesto esto no convierte a la medicina convencional en peligrosa y a la homeopatía en inocente. Que esta última no haga daño directamente no quiere decir que sea inocua. Encierra peligros importantes.
Riesgos de la homeopatía
Si el beneficio principal de la homeopatía es que te aleja de la medicina para temas menores, su riesgo principal es que te aleja de la medicina cuanto tienes problemas importantes.
El efecto placebo es muy poderoso, pero si tienes una infección bacteriana fuerte, un antibiótico te puede salvar la vida. Lo mismo podríamos decir para todos los tratamientos médicos altamente efectivos y razonablemente seguros, o incluso para aquellos que no son tan efectivos (muchos tipos de cáncer) pero donde no existe una alternativa real. En estas situaciones, la medicina convencional, con todos sus problemas, es la que tiene más posibilidades de salvarte. Recurrir a tratamientos alternativos para estas enfermedades puede ser letal.
Algo muy diferente es usar la homeopatía como complemento. Aunque debemos intentar eliminar el placebo en los ensayos clínicos, un buen médico sabe aprovechar toda su potencia en la práctica clínica. La medicina es parte ciencia y parte arte.
El otro gran riesgo de la homeopatía es que mantiene a muchas personas alejadas de la ciencia, y esto es peligroso. Podemos valorar el lado humanista de la homeopatía, pero debemos criticar el irracional. No podemos ignorar la ciencia en la medicina alternativa, pero debemos añadir humanismo a la medicina convencional.
Como decía el doctor Stone en Hijos del ancho mundo: “¿cuál es el único tratamiento que se administra por el oído? palabras de consuelo“.
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