Gassan Kanafani, el más grande de los literatos palestinos, multifacético, fue historiados, pintor, diseñador, escritor y destacado periodista. Se le considera uno de los más destacados valores de la literatura palestina contemporánea. Si Mahmud Darwish representa la poesía, Kanafani representa la narrativa, y específicamente la narrativa del exilio. Kanafani fue asesinado por militares israelíes, mediante un artefacto explosivo colocado en su vehículo el día Sábado 8 de Julio de 1972 en Beirut.
Kanafani, como la casi totalidad de los escritores palestinos, es un intelectual profundamente comprometido con la causa de su pueblo. Desde los 15 años ha estado involucrado activamente en la Resistencia, afiliándose primero, en 1953, al Movimiento de los Nacionalistas Árabes, y a partir de 1967, al Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP). En 1956 emigró a Kuwait y en 1960 se trasladó a Beirut en donde se destacó como un combativo periodista, llegando a ser redactor jefe del diario “Al-Muharrir” y fundador del semanario “Al-Hadaf”, órgano oficial del FPLP. El 8 de julio de 1972, a los 36 años de edad, fue asesinado junto a su pequeña sobrina, por los servicios secretos israelíes, ya que, ”su Pluma era más eficaz que las armas”
Aparte de su intensa actividad periodística, Kanafani dejó una considerable obra narrativa (cuentos y novelas) que tienen como tema central el sufrimiento y el exilio del pueblo palestino. Esta obra fue dada a conocer plenamente a lo largo de los años 60 y 70 y constituyen un impresionante testimonio, tanto por su crudo realismo y su justa descripción de situaciones y personajes, como por la indiscutible calidad literaria que ha merecido el reconocimiento de la crítica especializada. A esta dimensión creadora hay que agregar sus ensayos literarios (La literatura de la resistencia en la Palestina ocupada, la Literatura sionista) y sus trabajos sobre la problemática política que revelan a un temperamento preocupado por las definiciones ideológicas y por el destino de su pueblo.
Centro Cultural Shuhada en Dura (Foto: Roberto Krimer, AIC)
En 1988 la Editorial Arte y Literatura de Cuba, especializada en traducciones de literatura extranjera, publicó una de las obras más importantes de Kanafani, la que probablemente le ha dado más prestigio: Hombre en el sol, aparecida en Beirut (tradicional refugio de la inteligencia palestina) en 1963, con ilustraciones de Muna Al Saudi. Esta noveleta o novela corta trata directamente el problema del exilio, la necesidad imperativa de emigrar que tienen los palestinos pobres, oprimidos y humillados, la historia gira alrededor de tres palestinos pertenecientes a tres generaciones que luchan desesperadamente por llegar a Kuwait, espejismo de la “tierra prometida”, país que supuestamente les ofrecerá bienestar y les hará olvidar sus incontables penas.
A lo largo de una serie de episodios y estampas que definen la estructura de la obra, Kanafani logra poseer la atención del lector introduciéndolo de lleno en la tragedia de un pueblo cuya sobrevivencia constituye un reto para la humanidad entera, sin distingos de partidos, credos o naciones. Siguiendo la trayectoria del camino a Kuwait, Kanafani va delineando cuidadosamente la psicología de sus personajes populares: Abu Kais, el anciano que representa a la generación vencida; Assad y Marwan, representantes de las nuevas generaciones: personajes acosados por la miseria material y social que tienen como recuerdo común la experiencia en los campos de refugio; hombres de la Palestina eterna que huyen de sí mismos, de su sombra, de su pasado, pero que son incapaces todo por su individualismo extremo, de avizorar la alternativa liberadora. La muerte de los tres personajes en un camión cisterna es símbolo de esa impotencia.
Es notoria en la narrativa de Kanafani la presencia de elementos líricos que funcionan en la historia como recursos de intensificación emotiva o dramática/ La misma dispersión de la escritura, estructuración a base de episodios, escenas, instantáneas, recuerdos, propicia un clima eminentemente poético, a la descarnada temática realista y a la inocultable problemática política. “Los ojos se le llenaron de lágrimas. Las sentía brotar, ardientes, como un manantial que desde las entrañas le fluyera hasta anegarle en llanto. Hubiera querido decir algo, pero no podía. Se volvió y salió a la calle. A su alrededor todo flotaba tras un velo de lágrimas contenidas.
Otra vez el presente: el río que fundía con el cielo allá en el horizonte. Fragmento como éste nos da una idea del temperamento estético de Kanafani su capacidad de transmitir en imágenes la realidad.
Sus obras
A pesar de haber muerto a la edad de 36 años, Kanafani fue un autor prolífico. Escribió cuatro novelas completas (y tres inacabadas), cincuenta y siete relatos breves (recogidos en cuatro recopilaciones) tres obras de teatro completas (y una incompleta) tres ensayos literarios y una multitud de artículos periodísticos. La temática de la obra de Kanafani plantea (e intenta dar respuestas) a cuestiones como la identidad palestina, la patria (y la tierra) perdida, la situación de los refugiados o la toma de conciencia individual y colectiva. Sin embargo, la obra de Kanafani excede los límites de la situación palestina planteando temas universales como la felicidad pasada, el drama de la inmigración o la relación entre tiempo y memoria.
Pero si un tema destaca entre todos los demás, éste es la construcción de la nación Palestina a través de la narración. La obra de Kanafani no sólo es una crónica de su tiempo o una forma de denunciar la situación del pueblo palestino. La obra de Kanafani responde a la necesidad de construir (textualmente) una nación que, hasta el desastre de 1948, no había tenido la necesidad de hacerlo. En su obra, la nación palestina es una narración que se construye mediante diferentes herramientas textuales (la idea nación-narración se define ampliamente en la obra de K. Bhabha Nation and Narration4 ).Kanafani utiliza diferentes recursos estilísticos como el simbolismo, el diálogo interior, el recuerdo o las impresiones sensoriales para, tal y como Yahya Hassan y Noritah Omar sugieren, crear una tierra, una nación y crearse un espacio para él y su gente.
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